Te encontrabas frente al espejo, ajustando los últimos detalles de tu ropa, que esta vez era más elegante de lo que sueles usar. El traje negro se encajaba perfectamente a tu figura, con sutiles detalles rojos que contrastaban de manera elegante.
Mientras arreglabas el cuello de la camisa, tus ojos rojos se reflejaban intensamente en el espejo, mirándote fijamente.
En esos ojos no solo veías poder, sino también el peso de todas tus acciones, y de lo que aún está por venir. Cada una de tus decisiones tenía un propósito, y aunque ese propósito no siempre era claro para los demás, tú sabías bien por qué habías elegido este camino.A pesar de lo impecable de tu atuendo, podías sentir cómo la oscuridad que siempre te ha rodeado seguía siendo una parte de ti, acompañándote incluso en momentos como este.
Cada movimiento que hacías era reflejo de control, calma y una determinación inquebrantable. Ajustaste los puños de la camisa por última vez, dejando escapar un suspiro suave, como si fuera una breve pausa antes de lo que te esperaba.
De repente, unas manos suaves comenzaron a subir lentamente por tu espalda hasta llegar a tu cuello. Sentiste el toque familiar de esos dedos delgados, acariciando tu piel con una ternura que solo una persona te brindaba.
Levantaste la vista hacia el espejo y, justo sobre tu hombro, viste a Himiko. Con una sonrisa juguetona y llena de cariño, apoyó su cabeza en tu hombro, observándote con esos ojos dorados que brillaban con una mezcla de amor y admiración.Su reflejo en el espejo mostraba esa cercanía única que ambos compartían. Mientras sus manos continuaban recorriendo suavemente tu cuello, ella te miraba fijamente, su sonrisa ampliándose ligeramente- "Te ves tan guapo...Mucho mas guapo de lo inusual"- susurró, casi en un susurro, mientras inclinaba su rostro para acercarse más a ti.
Himiko mantuvo su cabeza apoyada en tu hombro, su sonrisa cálida mientras sus dedos continuaban acariciando tu cuello- "Me encanta cuando te arreglas así..." -susurró, su aliento acariciando tu piel. Podías sentir el calor de su cuerpo, su cercanía siempre reconfortante, como un refugio en medio del caos que rodeaba sus vidas.
Te quedaste en silencio por un momento, dejando que la calma de su presencia te envolviera. Aunque la oscuridad siempre te acompañaba, con Himiko a tu lado, esa carga se sentía más ligera, como si su simple toque aliviara el peso que llevabas.
Lentamente, moviste una de tus manos para tomar la suya, que aún acariciaba tu cuello, y la apretaste con suavidad, pero con firmeza. Tus ojos se encontraron en el reflejo del espejo, y en ese instante, sentiste que todo lo demás se desvanecía.
"Siempre estás ahí cuando te necesito... No sé cómo lo haces" -dijiste con voz suave, pero llena de sinceridad. Himiko siempre encontraba la forma de atravesar tu exterior impenetrable y llegar a esa parte de ti que era vulnerable, la parte que solo ella conocía.
Ella soltó una risita ligera, sus ojos brillando con una mezcla de cariño y diversión- "Eso es porque soy tuya... y tú eres mío" -respondió, con esa combinación de ternura y posesividad que solo ella podía expresar. Sus palabras eran más que una simple declaración de pertenencia; eran un recordatorio de la conexión profunda que compartían- "Y pase lo que pase, siempre estaré a tu lado. No lo olvides"
Himiko se inclinó y dejó un beso suave en tu mejilla, mientras sus brazos te rodeaban con más fuerza, como si quisiera asegurarse de que entendieras cuánto te amaba.
El contacto de sus labios era cálido y reconfortante, y por un breve instante, te permitiste disfrutar de esa paz. Sabías que esos momentos eran raros en la vida que llevaban, pero cada vez que ocurrían, te aferrabas a ellos.Sin embargo, notaste cómo su rostro se deslizaba lentamente hacia tu cuello, sus labios rozando tu piel, acercándose con una intención más traviesa.
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"haremos nuestro propio mundo juntos" (Toga x lector masculino)
Fanfiction"T/N un niño de 6 años que aún no a despertado su don, tuvo que ser enviado a un orfanato esto debido a la desaparición de su único tutor legal, su padre, aunque en ese mismo lugar iba a encontrar a la única persona que lo iba a acompañar y seguir...