Capítulo 4

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Muy lejos de donde se encontraban Harry y Hildegard luchando por sus vidas, en el norte de Escocia, en un castillo que era incluso cuatro veces más pequeño que aquél en donde los hermanos Potter se encontraban, un artefacto que estaba monitoreando los Horocrux localizado en las cabezas de los tres hermanos estalló. Seguido de este, un objeto que se encontraba monitoreando las salas de protección del número cuatro de Privet Drive, así como los alrededores del lugar igualmente estalló. Finalmente, un artefacto encantado para rastrear a los tres hermanos Potter haciendo uso de su sangre igual explotó.

El daño causado por los tres objetos fue devastador en la oficina donde se encontraban, ya que las explosiones de estos causaron el daño equivalente al de un misil anti-crucero cada uno. 

Quien usualmente se encontraba en esa oficina en este momento, para fortuna de si mismo ya que de lo contrario habría muerto debid a esta explosión, estaba fuera de Inglaterra en ese mismo momento, ya que se encontraba atendiendo una importante reunión del Asociación mágica Internacional en Japón y no se daría cuenta de lo que había pasado hasta que regresase a su oficina, pero cuando lo hiciera, ya sería demasiado tarde y no podría hacer nada al respecto.

Tal vez no en ese momento, tampoco en los años por venir, pero eventualmente Albus Dumbledore tendrá que aceptar el hecho de que había perdido el control de los hermanos Potter, no desde ese treinta y uno de julio de mil novecientos ochenta y seis, si no desde que todo comenzó incluso antes de la muerte de sus padres. 

Más correcto sería decir que nunca tuvo el  control de estos, después de todo, si bien era alguien poderoso, fuerzas aún más grandes que el estaban asegurándose que los niños estuvieran bien y cumplieran con su destino.


Agosto 4, 1986

Los sentidos regresaron a Harry mientras que este abría los ojos de golpe y con esto siendo invadido por un terrible dolor de cabeza, aunque el resto de su cuerpo le dolía incluso peor.

Que... que demonios fue lo que... Hizo un esfuerzo por recordar lo que había pasado después de haber sido apuñalado. Recuerdo que me apuñalaron, perdí mucha sangre y Hill y Di me intentaron ayudar... un momento, ¡No pudieron haberse quedado atrás, tengo que ir a buscarlas!

El chico comenzó a buscar desesperado a todos lados ignorando el creciente dolor que tenia en todo su cuerpo, su prioridad ahora era encontrar a sus hermanas y asegurarse de que estas estuvieran bien, no quería ni imaginarse que estaría pasando en estos momentos si es que ellas se hubiesen quedado en casa de los Dursley. 

Cerró los ojos y se concentró en las lecturas mágicas de sus hermanas y soltó un suspiro de alivio al sentir que estas estaban cerca, tal vez en la habitación de al lado.

Respirando más tranquilamente, el chico se tomó un tiempo para mirar a su alrededor más calmadamente, notando que estaba durmiendo en una cama bastante amplia, en un cuarto bastante grande.

Dudaba que estuviera en la casa de los Dursley, si bien esa casa era grande para los estándares de Inglaterra, esta habitación por si sola era lo suficientemente grande como para ser del tamaño de toda la primera planta de la casa de sus tíos, incluido el jardín, además de que no hay forma de que personas tan viciosas como ellos lo pusieran en este lugar.

Mirando a su alrededor más detenidamente pudo notar que el cuarto no solo era bastante espacioso, si no que igualmente estaba finamente decorado, nada como la casa de los Dursley en el número cuatro de Privet Drive, este lugar tenía clase y estilo con ventanas francesas de suelo a techo, un piso con placas de madera oscura y las paredes de un color blanco hueso, aunque había detalles en colores café, rojo y plateado y techos altos.

Harry Potter: Juego de Sombras (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora