Odyssey...

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Un año pasó tan rápido como un parpadeo. Pasaron de nuevo esas cuatro estaciones, y dos chicos en específico celebraron su aniversario en invierno.

Uno de esos chicos era Cellbit, que finalmente había terminado su carrera, y ahora, un día de noviembre, estaba celebrando la defensa de su tesis que fue todo un éxito. Todos sus amigos estaban allí, incluso sus padres y hermana que viajaron a verlo para felicitarlo y sacarse fotos junto a él para recordar ese grato momento.

Todos sus seres queridos estaban presentes... Bueno, excepto uno.

– Oi, Cellbo, ¿y Roier? – Pac no puede evitar darse cuenta por la obvia ausencia del brillante mexicano.

– Hoy tenía un examen, dijo que apenas lo terminara iba a venir junto al Mariana. – Explicó con una sonrisa el de ojos azules.

Se acordó de la adorable carita de tristeza y culpa que puso su novio cuando se dió cuenta que el día de su defensa coincidía con su examen. Le prometió que haría todo lo posible por llegar a tiempo.

– Entonces no ha de tardar mucho. Escuché que el Mariana se compró recientemente un auto.

– Algo me contó Roier.

[...]

– ¿¡Que tu qué, pendejo estúpido!? – Un apurado castaño hablaba por teléfono mientras salía del edificio de su carrera.

Apenas terminó el examen se lo entregó a su profesor y salió corriendo del aula.

– ¡No mames que era hoy, Roiler! – Maldice en voz alta por lo despistado de su amigo.

– ¡Sí, pendejo! Hoy me tenías que pasar a buscar para ir a la defensa de tesis de Cellbit, ¡pero decidiste irte de pinche marrano con el Slime! – Hablaba en voz alta, trotando por todo el campus para poder llegar a la parada de autobús que se encontraba afuera de la universidad.

Aunque iba a ser difícil por todo el trayecto que tenía que pasar.

– ¡Perdóname, Roier! Te juro que no fue mi intención, pensé que era la próxima semana. – Rueda los ojos por las disculpas de su amigo.

Si bien estaba molesto por la situación, tampoco iba a desquitarse tanto con su querido y cercano amigo. Sabía que no era su culpa, el pobre Mariana había fallado una clase por irse de vacaciones sin decirle a nadie apenas inicio la primavera, y es que había terminado con Slime y necesitaba un tiempo para sí mismo.

Aunque aún así terminaron volviendo apenas regresó de su viaje.

– ¿Cuál perdón ni que mamadas, pendejo? Me debes una, y grandota. Te dejo, tengo que llegar a tiempo al pinche bus por culpa de un puto mono. – No esperó más y colgó, acelerando el paso al ya no estar haciendo dos cosas a la vez.

Casi choca con varias personas, disculpándose de inmediato y siguiendo su paso sin importarle nada más.

Cuando llegó a la salida de la universidad, vio el bus irse, por lo que intentó correr para alcanzarlo, pero lamentablemente ya era demasiado tarde.

– ¡Puta madre! – Maldice al cielo y vuelve a correr, esta vez para poder llegar a la parada del metro.

Para su suerte quedaba a una cuadra de la universidad, por lo que no tardó tanto al estar corriendo. Bajó rápido las escaleras, casi cayéndose unas dos veces, alguien estaba de su lado porque no se partió el hocico en el pavimento.

Tradúceme, corazón - GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora