𝐉𝐮𝐣𝐮𝐭𝐬𝐮 𝐊𝐚𝐢𝐬𝐞𝐧 | 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

Satoru Gojo | Vaquero 1/2

Advertencia: No
   Protagonista: T/N

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   Palabras 1132
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^^

Llevo más de dos semanas en este rancho esperando a que el maldito dueño aparezca para que me den permiso de revisar a los animales de la granja.

Soy veterinaria, y hace unos días me llamaron para atender a varios animales de un rancho importante que estaban siendo contagiados por una peste en el lugar.

Pero mi problema es que para revisarlos necesito los antiguos exámenes que le realizaron a los animales  y pues al parecer aquel idiota del jefe es el único que tiene los últimos estudios e informes de los animales. Al tipo este le valió verga y me dejo aquí, esperándolo sin si quiera conocerlo.

Imagínate que lo conozcas y sea un guapote, lo bueno se hace esperar dicen por ahí.

Seguro y es un viejo barrigón.

[...]

Spoiler: no era un viejo barrigón

El hombre que tengo ante mis ojos es la cosa más bella, caliente y perfecta del mundo.

¿Ya dije que era caliente? Porque verdaderamente lo es.

No me se ni el nombre y ya lo declaro dueño de mi puchaina.

Un chico de cabello rosado empieza a hablarle a el señor buenote mientras le muestra unos papeles, el chico gira su cabeza y me señala. Ambos empiezan a acercarse a mi.

¿Dios que hago? No me puedo quedar aquí toda tiesa.

De hecho si puedes, y es exactamente lo que estás haciendo.

—Jefe está es la veterinaria, T/N. Vino hace poco pero nadie le dejó los informes.—dice rascando su cabeza nervioso.

Don guenardo me da una larga mirada de arriba abajo, dejándome completamente avergonzada por mis pintas en este momento.

—mucho gusto doctora T/N —toma mi mano y deja un sonoro beso en ella.

Al sentir sus labios en mis nudillos sentí un fuerte escalofrío recorrer desde lo más bajo de mi columna.  No puede ser que apenas lo vi y ya me tiene mojando mis pobres y desoladas bragas.

—Disculpa por hacerte perder el tiempo. No se donde tengo mi cabeza estos días.—Dijo regalándome una sonrisa.

—Tranquilo, ya estás aquí, así que puedo comenzar mi trabajo tranquilamente.—el sonríe y baja su mirada para luego verme con esos ojos azules tan penetrantes, haciendo que mi sistema se altere.

—pues me alegra poder ayudarte.

[...]

Ya han pasado varias semanas desde que trabajo junto a gojo, y la verdad es que es tan distinto a cómo pensaba. Es como si estuviera en algunos momentos con un adolescente coqueto que le encanta hacer que las mujeres enloquezcan por el.

¿Que no estábamos enloquecidas por el hace unos días?

Pues si, pero estoy tratando de no caer en sus garras.

¿Si reina? ¿Y que tal vas con eso? Cuéntame.

Sigo en mis pensamientos hasta que siento un aliento chocando en mi oído derecho y una mano sosteniendo mi hombro, causándome un susto.