–¿Ya los cerraste?
–Sí.
–Perfecto.
Escucho que entra y se acerca a mí. Puedo sentir sus manos en mis tobillos colocando algo. Me imagino que algunas tobilleras. Luego se levanta y puedo percibir su calor corporal justo frente a mí.
Acaricia mis hombros y baja por mis brazos hasta llegar a mis muñecas. A las que les pone algún tipo de brazalete.
Siento como me rodea y su inicio de barba se arrastra sobre mi hombro. Su voz es sexy cuando me habla.
–¿Podrás mantener los ojos cerrados? O ¿tengo que ir por el antifaz?
Me tenso deliciosamente. Una corriente eléctrica va a mi entrepierna de sólo imaginar.
–Yo...
–Antifaz será –dice con lujuria– ya regreso. No abras los ojos por ningún motivo.
No me dio tiempo de hablar, pero la tensión en mi cuerpo seguramente le dijo todo lo que quería saber. Sale nuevamente del baño y lo escucho abrir algún zipper en la habitación. Luego escucho plástico al abrirse y luego nada más.
No sé dónde está. Pero sé que está cerca. Lo puedo sentir. Levanto mis brazos sonriendo y comienzo a avanzar un paso a la vez. Escucho un sutil movimiento a mis espaldas, así que me doy la vuelta y sigo caminando.
Esto se ha vuelto el juego de la gallina ciega. Porque Max se está ocultando, así que sigo buscándolo. No puedo evitar que una sonrisa más grande aparezca en mi rostro. Tomo más confianza y sigo intentando atraparlo. Pero nuevamente escucho un sonido lejos de mí.
Me detengo y respiro profundo, buscando la sensación de su cuerpo.
–¿Me buscas? –dice rodeando mi cintura.
–Te escondías –le digo con un puchero–, así que sí. Te estaba buscando.
–Hmmm, comprendo –dice con su cabeza a un lado de la mía–, si quieres jugar, podemos jugar.
–¿De qué hablas? –me río bajito, poniendo mis manos sobre las suyas.
–Que vas a tener que encontrarme.
–Ese es un juego de niños –le digo sonriendo.
–Pongámoslo más interesante para que te apetezca jugar –dice pensativo–. Si me atrapas, dejaré que me vuelvas a atar a la silla o a donde quieras cuando regresemos.
–Interesante –le digo– y ¿qué pasaría si no lo logro?
–¡Qué negativa eres! ¿No crees poder ganar? –dice sonriente–. Ya deberías de estar acostumbrada a no ver nada.
–No es eso –digo tranquilamente–, simplemente que hay que poner las cartas sobre la mesa desde el principio. Y sabes que cuando competimos en juegos como este, no eres muy legal que digamos. Tengo toda la desventaja.
–Amor, como dices eso. Me ofende que pienses así de mí.
Su sonrisa no se esconde a mis oídos.
–¿Me equivoco?
–De acuerdo –dice tranquilo–. Déjame pensar...
Sigue haciendo caso omiso a mi última pregunta. Suelta un sonido ronco y me habla nuevamente al oído.
–Si pierdes. Tendrás que aceptar realizar alguna de las prácticas de la lista, que yo haya dicho que sí y tú que no.
Lo pienso un momento.
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You are my Temptation
RomanceMax y Abby tendrán un fin de semana que cambiará su relación.