Capítulo 39: Mi reina

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Habían pasado dos horas desde que Saitou-san me trajo al departamento. Me dejó sola en mi habitación para así poder dejarme descansar, pero yo no iba a estar tranquila hasta asegurarme que Okita-san estuviera bien... Ahora mismo puede estar en peligro... Iban a dar las 5:00am, todavía estaba oscuro pero no tardaba en amanecer. No puedo descansar sin saber que Okita-san está bien... Quiero verle... Quiero... Quiero abrazarlo... Asegurarme de que esté bien...

Decidí ir en busca de Okita-san, así que me quité las cobijas de encima. En eso, alguien entra a mi habitación, era...

- ¡Okita-san! - grité de la sorpresa.

Él estaba entrando a la habitación, estaba... Manchado de sangre... Por todo su cuerpo...

- ¡Okita-san! - volví a gritar, tratando de ponerme de pie. Me caí de la cama, parece que estaba aprendiendo a caminar, como si fuera una niñita corriendo a los brazos de su padre. Okita-san corrió hacia mi a ayudarme, me sostuve en él y lo abracé fuertemente. - Dime... Que es no es tu sangre... - le dije, empezando a llorar.

- No. - dijo Okita-san, correspondiendo el abrazo.

Yo lloraba mucho... No dudo que mis gritos se hayan escuchado hasta Plutón, o mucho más lejos... Hasta Saitou-san corrió hasta mi habitación bien asustado. Okita-san solo me daba unas palmadas en la cabeza, tratando de tranquilizarme mientras me decía:

- Todo está bien ahora... Hitomi-chan... - dijo Okita-san susurrándome al oído.

- ¡No! ¡No lo está! - le grité, enojada. - ¿¡Por qué fuiste... Por qué fuiste al mundo Oni tú solo!? - le grité, tratando de hablar y calmar mi llanto mientras lo empujaba y le daba golpes en su estómago. - No sabes... Lo preocupada que estaba... No tenía idea de dónde podían estar ustedes... Pensé... ¡Pensé que algo malo les había sucedido! - dije, frotando mis ojos.

En eso, Okita-san me abrazó fuertemente impidiéndome salir de su abrazo, y luego se unió Saitou-san.

- ¿Chicos? - susurré. - ¿Por qué...? - dije, preguntándome por qué me abrazaban.

- Te queremos Hitomi-chan. - dijo Saitou-san, braza dinos más fuerte. - Nunca permitiríamos que algo malo te ocurriera. - dijo.

- Te amo, Hitomi-chan. - me susurró Okita-san al oído mientras me abrazaba.

***
Ese mismo día, en la mañana, me quedé totalmente dormida. Estaba exhausta. Luego, desperté hasta las 3:00pm, rápidamente me alisté y bajé a la cocina. Allí estaban, Saitou-san leyendo un libro de literatura y Okita-san tomando una siesta. Me sentía tan bien, el tan solo verlos allí...

- De verdad... No sabría qué hacer sin ustedes... - susurré, soltando una risita.

- ¡Oh! Buenas, Hitomi-chan. - dijo Saitou-san cerrando su libro y poniéndose pie. Okita-san se despertó y bostezó. - Me gustaría que los tres habláramos sobre lo que ocurrió... - dijo, invitándonos aromas asiento en el comedor.

Yo sí quería hablar con ellos... No sé si Okita-san se haya dado cuenta... Que lo que ocurrió anteriormente en la madrugada es la pesadilla que nos ha estado atormentado desde hace tiempo.

Estuvimos los tres hablando un buen rato sobre lo ocurrido.

- ¿¡En serio fuiste al mundo Samurai a buscarnos!? - gritó Saitou-san sorprendido y dando un brinco de su asiento.

- Mmm. - asentí.

- Pero... ¿Cómo? ¿Acaso...? -

- Sí, me memoricé lo que hiciste y dijiste la última vez antes de abrir el portal. - le contesté como si nada.

- ¡Eres asombrosa! - dijo Saitou-san sin poder creer lo que había hecho.

- Ya lo sabemos. - dijo Okita-san volteándome a ver.

- ¿Y tú? ¡Baka! ¿¡Por qué rayos te fuiste solo al mundo Oni!? - le grité otra vez.

Okita-san se quedó unos segundos en silencio y luego contestó.

- Quería... Matarlos a todos... Los Onis... Quería... Simplemente protegerte. - dijo Okita-san en un intento por hablar.

- ¡No vuelvas a hacer algo así, actuar sólo por tu cuenta! ¡Somos un equipo! No importa lo arriesgado que se vea algo... ¡Debemos de actuar y mantenernos unidos! - le dije, enojada. - ¡Cómo sea! - dije cambiando de tema. - No se sí te diste cuenta... Okita-san... Pero, lo que ocurrió... - en eso, fui interrumpida por él.

- Fue la "pesadilla" de la que hemos sido víctimas tu y yo... - dijo, interrumpiéndome.

- Mmm. - asentí. - Al parecer nuestros destinos estuvieron esperando este día... Desde hace tiempo... - dije, tratando de adivinar de qué se trataba todo esto.

En eso, empecé a sentirme mareada.

- ¿Hitomi-chan? ¿Te sientes mal? - preguntó Saitou-san poniéndose de pie y acercándose a mi.

Mis párpados volvían a ponerse pesados... ¿Ahora qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué... Me pasa?

- S-Saitou-san... O-Okita-san... - susurré, diciendo mis últimas palabras así antes de quedar inconsciente.

- ¡Hitomi-chan! ¡Aguanta! - gritó Okita-san. Eso fue lo último que escuché.

***
- ¿Eh? ¿Dónde... Estoy? - me pregunté a mi misma mientras despertaba acostada en una cama muy grande, en una habitación que nunca en mi vida había visto, tenía un diseño un tanto antiguo. - ¿Qué... estoy haciendo aquí? - susurré, poniéndome de pie y dirigiéndome a la ventana para ver qué había afuera, tal vez reconocería algo... Pero no fue así... Fuera de la ventana había un enorme jardín y una hermosa fuente, al parecer me encontraba en el tercer piso.

De pronto, alguien tocó la puerta.

- ¿Mi reina? - dijo una voz masculina, muy familiar, entrando a la habitación.

- ¿¡Okita-san!? - dije sorprendida. - ¡Okita-san! ¡Qué alivio verte! ¿Dónde estamos? - le pregunté. Me sentía bien de que Okita-san estuviera aquí conmigo, no conocía este lugar, tal vez él si... No recuerdo nada de cómo llegué aquí... Bueno... Solo recuerdo que estaba hablando con los chicos en el departamento... En el comedor... Y de pronto me empecé a sentir mareada... Vi de pies a cabeza a Okita-san, se me hizo raro, tenía ropas raras... ¿Cómo decirlo? Eran... De otra época... Antigua... ¿Medieval tal vez? - Okita-san, ¿por qué estas vestido así? - le pregunté, confundida.

- Mi reina, no sé qué dice, esta es la vestimenta de sus sirvientes en este castillo. Qué raro que usted se dirigí así conmigo, soy solo un sirviente más en su enorme castillo, mi reina. - dijo Okita-san haciendo una reverencia ante mi.

- ¿¡Q-Qué rayos haces Okita-san!? ¡Déjate de cosas y vámonos de aquí! ¿Dónde está Saitou-san? -le pregunté.

- ¿Saitou-san? - se preguntó a si mismo. - Discúlpeme, pero no le conozco. - dijo Okita-san disculpándose.

¿Qué rayos estaba pasando aquí? ¿Dónde estábamos? ¿Por qué Okita-san dice que no conoce a Saitou-san y a parte se comporta diferente? ¿Por qué se dirige a mi como "reina"? ¿Qué... está pasando?

HitomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora