"Invisible 3"
Capítulo XI: "¿Y qué si el amarte me cuesta la vida?"
Justin.
_______ tira de la manta para cubrirnos a ambos haciendo que mis pies se queden sin calor alguno, pero no digo nada porque veo que ella está bastante cómoda, beso su hombro antes de cerrar los ojos.
- ¿Dejo eso o quieres ver algo más?
Como si ver televisión me importara en este momento.
-Lo que tú quieras, _____ total no me pareces inocente viendo Bob Esponja.
Ríe.
-No hay mucho para elegir.
La aprieto más contra mi cuerpo mientras inspiro el aroma de su lacio cabello claro, su mano izquierda cubre las mías que se encuentran sobre su estómago.
-Sólo digo que quince minutos atrás no había rastro de inocencia en ti y ahora te encuentras viendo Bob, es irónico -digo, y río. Ella me golpea con el hombro cuando cambia de canal-. Oye, oye, no lo cambies.
-No querías verlo, Justin.
Sé que se muerde el labio inferior y que está nerviosa, así que me quedo en silencio y me limito a ver lo que ella quiera porque no quiero arruinar esto. Estar acostados en el sillón luego de haber compartido algo así me parece extremadamente romántico, si me escucharan mis amigos dirían que soy un patético romántico empedernido. Río en mi mente antes de acomodarme detrás de ella y cerrar los ojos por al menos dos minutos, hasta que el ruido de algo chocando contra el suelo me sobresalta, estiro el cuello para ver por encima de _______ y diviso el control remoto en el suelo lo que significa que se le ha caído porque está dormida. Le coloco el brazo dentro de la manta y tiro de ella para que no se caiga al moverse durante la noche, y como no quiero desarmar el abrazo, sin contar que también supondría pasar frío, dejo el televisor encendido y me dispongo a dormir.
-Buenas noches, princesa.
Ella emite un pequeño sonido, pero no se mueve así que cierro los ojos y apoyando la cabeza contra su espalda concilio un placentero y profundo sueño.
Cuando abro los ojos estoy completamente solo, muerto de frío y tapado hasta el cuello. Abro los ojos comprobando que _______no se encuentra en la sala y el televisor está apagado.
- ¿_____? -Pregunto, con la voz cargada de sueño.
- ¡En la cocina! -Grita.
Me alivia saber que no se ha marchado. Busco mi móvil para comprobar que son las diez de la mañana y que es domingo, el peor día de la semana, sinceramente lo odio más que al lunes. Me siento envolviéndome con la manta hasta que diviso mi ropa en el suelo y la alcanzo con mi pie que toca la cerámica helada haciendo que vuelva a meter la pierna en la manta. No quiero salir de aquí, pero quiero llegar hasta la cocina.
- ¿Vienes a desayunar o vas a seguir durmiendo? -Pregunta _______, asomándose por la puerta de la cocina.
La observo durante unos segundos. Lleva mi sudadera puesta, la misma de anoche, el cabello completamente desordenado y tiene un trapo en la mano. Asiento.
- Voy a desayunar, pero ¿quieres alcanzarme mi ropa? Por favor te lo suplico.
Sonríe al acercarse a mí, recoge mis prendas y las coloca sobre el sillón.
-Quiero mi beso de buenos días -dice, casi tímida al inclinarse ante mí.
Sonrío porque me encanta verla relajada y distendida de este modo, jamás había tenido el placer de presenciar su cabello desastroso. La beso en los labios, luego ella se aleja con pequeños saltitos y desaparece en la cocina. Bueno, esto comienza a gustarme más de lo que debería. Me visto en menos de cinco minutos estoy empujando la puerta de la cocina para encontrarme con ella sirviendo fruta perfectamente cortada en dos tazones marrones que coloca en la barra.

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Invisible 3
Dragoste¿Qué sucede cuando en vez de salvarnos comenzamos a hundirnos el uno al otro?