"Invisible 3"
Capitulo V: "El principio del fin"
2.
"Mamá decidió que íbamos a mudarnos en un año, pues para ese entonces vivíamos con la madre de mi papá. Nosotros no alcanzábamos a comprender del todo qué estaba ocurriendo, menos Chris que apenas contaba con tres años. Yo estaba en mis nueve años y empezaba a creer que Dios me había hecho como parte de un experimento para ver cuánto podía llegar a soportar, cuánto dolor era capaz de retener dentro de mí.
Me pregunté muchas veces si mamá iba a suicidarse, llegué a creer que para fin de año estaría huérfana y con un hermanito a cargo. Marco se tiraba en la cama a llorar, a jugar videojuegos y a comer, no salía de su habitación, casi no hablaba y se rehusaba a estudiar. Yo, por mi parte, hacía todo lo que podía, ayudaba a mamá a cuidar a Christopher, hacía las compras con mi abuela y trataba de hacer todos los deberes del colegio para poder salir con las calificaciones más altas y destacadas.
Las fiestas fueron un desfile de lagrimas y pañuelos, nadie en la familia, contando tíos, primos y sobrinos, querían festejar porque recién hacía un mes de la muerte de papá. Me hice creer a mí misma que todo esto pasaría, que sólo era una especie de sueño/pesadilla y que seguramente cuando despertara habría de reírme de la gran barbaridad que mi cerebro podía fabricar en sueños. Pero no desperté de la pesadilla, jamás.
Nos mudamos de casa, seguimos yendo al mismo instituto por el simple hecho de que el psicólogo de mamá decía que tantos cambios en nuestra vida podían hacernos demasiado mal en el futuro. No creo que una tragedia más pudiera afectarnos. Así que permanecimos allí, pero a Marco lo echaron al instante de repetir de curso, no lo querían allí, era sólo un adolescente rebelde que no pensaba ponerse a estudiar porque no podía superar el hecho de que su papá lo había abandonado.
Mamá estuvo con depresión durante dos años, esos fueron los peores y no creo que algo pueda superarlo jamás. No teníamos mucho dinero, los amigos de mi papá nos estaban ayudando a traer comida a la casa, no podíamos darnos lujos como salir de compras o simplemente tomar la media tarde en Mc. Donalds. Ella sabia que no la estabamos pasando bien, pero a pesar de que Marco sólo se concentraba en hacerle la vida imposible al resto del mundo, yo me encerraba a llorar y gritar en silencio, pidiéndole a Dios que nos ayudara, quería que mamá pudiera salir adelante, que Marco enderezara su camino y que yo pudiera dejar de ver sufrir a mi familia rota".
Abro los ojos sin saber que me encontraba con ellos cerrados, Jenna me regala una media sonrisa un poco forzada esperando que eso pueda hacerme sentir mejor. No importa, nada puede hacerme sentir mejor.
-No sigas si no quiere -sugiere, en un hilo de voz.
Niego con la cabeza. Según mi psicóloga, contar la historia es parte del duelo.
"Al cabo de dos años las cosas comenzaron a funcionar, mamá tenía un trabajo estable, Marco estudiaba lo suficiente como para pasar de año, Chris sonreía y yo seguía hundida, pero para ese entonces prefería sufrir en silencio que llevarme a mi familia al pozo junto conmigo. Así que, también estaba "bien".
Lo que siguió fue la manera en la que mis compañeras del instituto me hicieron sentir. Era cosa de pararme frente a ellas y sentir que no pertenecía al grupo, allí estaba Becca recordándome lo poco que tengo y lo que nunca jamás podría tener. Estaba bien porque no quería pretender ser alguien que no era, pero para una niña de once años no es divertido ver cómo tus 'amigas' te rebajan de tal modo al punto de hacerte creer que no eres nada.
Dejé pasar el hecho de que no era nadie en el mundo, ahí fue cuando comencé a meterme en el mundo de los libros y la música. Una simple canción me ayudaba a sonreír y una buena historia hacía que mis días fueran mucho más llevaderos. Desde ese momento me refugio en estas dos cosas y creo que será así durante mucho tiempo"
Jenna ladea la cabeza.
-¿Nunca se te ocurrió hablar con tu mamá cuando estuviste mal? Eras una niña.
Niego lentamente.
-Jen, mi mamá siempre ha tenido muchos problemas y no me gusta cargarla con los míos.
Parpadea varias veces antes de aclararse la garganta.
-No creo que a tu mamá le parezcan una carga tus problemas, o sea es tu mamá.
Me encojo de hombros.
-Lo sé, pero tampoco voy a cargarla.
Rueda los ojos hasta ponerlos en blanco.
-Bueno, ¿y luego qué?
Suspiro. Seguir con esta historia lleva a la parte principal, a la depresión y las inseguridades, a Justin, a los cortes y los principios de anorexia.
"Mis compañeras del instituto se vestían bien, tenían chicos que las miraban y las invitaban a salir, todas dieron su primer beso,y luego estaba yo por otro lado dibujando casas y pintando árboles porque nadie salía conmigo, nadie me invitaba y cuando lo hacían no tenía ropa linda para ponerme así que ponía alguna excusa y me quedaba leyendo en casa.
Al cabo de dos años seguía del mismo modo,pero tenía amigas acorde a mi personalidad, ellas también se quedaban en casa y no habían dado su primer beso. Allí fue cuando creí estar mejor que nunca, pero también fue cuando mamá volvió a caer. Ella dejó de trabajar y pasaba la mayoría del tiempo metida en la cama con el televisor encendido pero sin ver nada.
Una noche de septiembre nos encontrábamos en el comedor, Chris, mi mamá y yo, entonces a ella se le ocurrió preguntar '¿Qué tal si ahora que Chris cumple años yo muero? Tal y como pasó con tu papá, volvería a repetirse la historia'. Su estúpido comentario salió a relucir por el hecho de que Chris estaría cumpliendo la misma edad que tenía yo cuando papá falleció y ella se encontraba en uno de sus peores momentos.
Así que mi hermano volteó a verme mientras yo fulminaba a mamá con la mirada. ¿Por qué hacía ese comentario?¿Por qué hablaba de la muerte frente a Chris?-Cierra la boca -dije, de la única manera que fui capaz, con brusquedad.
El solo hecho de perder a mamá sigue erizando todos mis vellos, es que no puedo dejarla, moriría sin ella.
-¿Vas a morir? -Preguntó, Chris cuando sus ojos comenzaban a cristalizarse.
Negué con la cabeza empujándolo fuera de la habitación, mi mamá se quedó sola y por primera vez sentí que nos estaba haciendo daño, aunque inconscientemente porque de seguro nunca quiso ni quisiera que nos sintiéramos mal, ella quiere y busca lo mejor para nosotros.
-Si mamá muriera, ¿te quedarías conmigo?
Aprieto los ojos con fuerza antes de suspirar. Siempre he dicho y pensado que si mamá muriera, cualquiera fuera la causa, me matarla.
-Mamá no va a morir, Chris. Vamos a darnos un baño, ¿vale?
El pequeño asintió mientras nos dirigíamos al cuarto de baño.
Creo que nunca en mi vida me fue más difícil retener las lagrimas, más que esa fue la noche que marcó el comienzo de mí autodestrucción.
Cuando Chris estuvo listo para meterse en la cama, mamá ya estaba durmiendo en su habitación. Era una noche de septiembre, precisamente un lunes, claro que al otro día tenía que asistir al instituto y ya era casi media noche. Me apuré para entrar en la ducha y dejé que el agua me recorriera por completo, cuando quise acordar estaba llorando en silencio.
¿Existía la posibilidad de que mamá muriera? El miedo estaba consumiéndome, no podía pensar en otra cosa que ser una huérfana a cargo de su hermanito y que de repente fuera a quitármelo una asistente social, que nos separaran a los tres, que todo se fuera una vez más al fondo y ya no tuviera familia. Porque a pesar de estar rota, es una familia lo que tenemos.
'Sola'
Y la soledad es mi mayor miedo. Me senté en el suelo intentando hacer el menor ruido posible y lloré. Lloré dejando que todas mis penas se fueran con el correr del agua, que todos mis miedos se esfumaran y que mis peores pesadillas se quitaran de mi mente. Pero no ocurrió. Nada pasó, sólo me sentí peor y mientras me rasuraba las piernas tuve la peor idea que jamás se me habría podido ocurrir".
----
#Mar (https://twitter.com/MartinaButeler)

ESTÁS LEYENDO
Invisible 3
Romance¿Qué sucede cuando en vez de salvarnos comenzamos a hundirnos el uno al otro?