VI

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La atmósfera en el campo de entrenamiento era palpable, un aire cargado de energía y expectativa. Sin embargo, para Lionel Messi, todo se sentía borroso y distante. Las jugadas que normalmente ejecutaba con precisión ahora se desvanecían en un mar de pensamientos confusos. Sus compañeros corrían, gritaban y se concentraban en la práctica, pero él solo podía encerrarse en sus recuerdos y enfrascarse en el nerviosismo.

El entrenador, tras un rato de observar su evidente falta de concentración, decidió que lo mejor era mandarlo a la banca. Lionel tomó asiento, sintiendo el peso de la responsabilidad y la ansiedad que lo agobiaban.

A su lado, Agüero se acomodó. A pesar de no poder estar en el campo por problemas de salud, siempre encontraba la manera de estar presente, ofreciendo apoyo y compañía (O eso decía el hijo de perra para ocultar su aburrimiento, ya que no tenía nada mejor que hacer que jugar a ser psicólogo). Al mirarlo, no pudo evitar notar la chispa de nerviosismo que brillaba en los ojos de Lionel, como si pudiera sentir la tensión que lo rodeaba.

-Anda ya, soltálo-dijo sin rodeos

-No puedo dejar de pensar en la junta de hoy... -admitió Lionel, pasando una mano por su cabello. Su voz temblaba ligeramente, una mezcla de emoción y ansiedad-Nunca pensé que me sentaría frente a ejecutivos.

-¿Como no vas a estar ansioso bobo?, si toda tu vida te pasaste persiguiendo la pelota. Esto de ser ejecutivo no es lo tuyo, pero ahí estás, jodiendo como un grano en el orto -bromeó Agüero, dejando escapar una risita mientras le daba una palmada en la espalda a Lionel.

Y es que, seguía sin comprender del todo las decisiones de su amigo. Lionel siempre había sido el más centrado, el que pensaba antes de actuar. Pero ahora, parecía estar en un torbellino de emociones.

-¿Por qué te preocupa tanto? Eres Lionel Messi, después de todo -respondió Kun, intentando aligerar el ambiente.

-He estado leyendo los correos, y... Cristiano estará presente... -murmuró Lionel, sintiendo cómo su voz se ahogaba en un mar de nervios.

La historia entre ellos era uno de esos fantasmas que atormentaban a Lionel, desvelándolo cada vez que lo recordaba. Evocaba incluso el olor de las duchas del estadio aquel día, donde su ego lo envolvió como una niebla, ahogando cualquier rastro de empatía. Fue allí donde le arrebató la última victoria que pudo haber tenido el alfa portugués, convirtiendo ese partido en la despedida que jamás hubiera querido ser. La imagen de Cristiano, frustrado y derrotado, seguía apareciendo en su mente como un eco constante.

Era como si la vida estuviera cobrando todas las estupideces que había hecho, obligándolo a confrontar el pasado y las decisiones que lo habían llevado hasta allí. La idea de cruzarse nuevamente con Cristiano lo sumía en un torbellino de emociones, como si estuviera a punto de revivir un capítulo que preferiría olvidar.

-¿Y qué? -Kun arqueó una ceja, sin apartar la vista de su teléfono, ajeno a la profundidad de la preocupación que pesaba sobre su amigo.

Lionel se pasó la mano por el rostro, sintiendo cómo el sudor comenzaba a formarse en su frente. No solo La idea de estar cara a cara con Cristiano lo consumía, si no que, al mismo tiempo, había un pequeño destello de emoción al pensar en Guillermo.

-Mirá esto -dijo Kun, soltando una risa mientras mostraba una foto en la pantalla. Era una imagen de Guillermo, luciendo un estilo que mezclaba elegancia y casualidad a la perfección. -¡Este tipo es el ideal para el Juli! Omegas con carácter y con tremendas tetas. Le voy a mandar esta foto, a ver si el gil deja de estar soltero de una vez por todas.

Lionel sintió un retortijón en el estómago, la chispa de celos comenzó a encenderse en su pecho, pero intentó ocultarlo tras una sonrisa forzada. La idea de que su amigo pudiera estar interesado en Guillermo lo incomodaba más de lo que quería admitir.

Perfecto [Mechoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora