Poesía Y Algo Más.

No permitas

Una vez más he perdido la batalla contra la vida, una vez más en esta noche, las lágrimas le dan una más de sus tantas victorias a la vida cruel.

Lloró desde el alma, no encuentro consuelo, siento que nada tiene sentido, que nada ha valido la pena, las lágrimas se derraman sin parar, no importa cuantas veces las seque.

La vida orgullosa he incapaz de perdonar nada, satisfecha con su nueva victoria, observa inmutable mi deplorable estado.

Una nueva mañana me saluda desde la ventana, un sol radiante con su cálido abrazo me reconforta y yo  delante del espejo maquillo las huellas que ha dejado una batalla perdida.

Le regalo mi mejor y mas radiante sonrisa a la vida, que desconcertada no le queda de otra, más  que de volver a prepararse para una batalla más, una batalla interminable, una batalla que se lucha cada día.

La guerra no la gana nunca contra mi, yo tampoco ganare nunca esa guerra, pero mientras tenga aliento seguiré luchando con todo lo que tengo.

Con cada batalla pérdida, más fuerte me vuelvo, más difícil de derribar soy.

Lo admito, he perdido tantas batallas que ya perdí la cuenta, pero jamás permitiré que ella gané la guerra.

Seguiré poniendo resistencia a las mil y un ataque que la vida me lancé, sé que un día perderé la guerra, no contra ella, si no contra esa enemiga que sé que está ahí, esperando pacientemente para salir y darme batalla.

Esa batalla será mi última batalla, contra ella, mi inteligencia, mi astucia, ni la sabiduría que con los años he acumulado, servirán para ganar ante ella, ella entrará a la batalla silenciosa y serena, su victoria siempre ha estado asegurada.

La vida por primera vez, sé que sólo una mirada de lastima me regalara, para dar un paso atrás y marcharse.

Cuando tenga delante de mi a la temida muerte, sólo bajaré mi espada de lucha y la victoria le entregare.

Y al mirar atrás, ver en mi pasado, ver todo lo que logré, por todo lo que pasé, ver mi interminable lucha, ver que apesar de todo fui feliz.

Ahí me daré cuenta que la muerte no es la enemiga, sólo una amiga que siempre llega justo a tiempo, para llevarnos y poder por fin dormir sin preocupación, el cuerpo se cansa, ya no da más para ninguna batalla, es hora de descansar...