Capítulo 8

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Durante la noche todo transcurrió con normalidad, pero al amanecer, Nathaniel se fue a dar una ducha. Los nervios de tener a un omega en su casa lo consumían, y ducharse lo ayudaba a pensar con más claridad.

En cuanto Nathaniel salió de la cama, Marc empezó a tener una pesadilla. Entre la realidad y el sueño, el tiempo parecía distorsionarse. Para Nathaniel, solo pasaron unos segundos antes de que notara que Marc lloraba y murmuraba mientras dormía. Sin embargo, para Marc, fue todo un recuerdo que se transformó en una pesadilla:

»El recuerdo empezó en una hermosa mañana en las playas de París. Marc, un omega de apenas 16 años, cegado por el amor, no tenía idea de lo que era una traición. Su primera pareja estaba tan enamorado de él como él lo estaba de su pareja, o eso creía. Leonardo, o Leo como todos lo llamaban, era un chico de 18 años, casi 19, recién graduado del colegio en el momento de ese viaje. Era una salida familiar. Leo estaba cerca de unas rocas, y Marc, curioso, se acercó a él. En cuanto Leo notó su presencia, ocultó rápidamente la piedra que sostenía y le dijo a Marc:

—Cierra los ojos —dijo Leo, ocultando tras él la piedra que sostenía.

—No, no quiero. Muéstrame qué tienes ahí atrás.

—No, no lo haré hasta que cierres los ojos.

—Está bien, lo haré —respondió Marc con una sonrisa genuina y sincera.

—Marc, soy como esta playa: silenciosa, popular —dijo Leo con una risita—, pero nadie puede ver lo que realmente siento. Si buscas entre las rocas, entre lo más oculto, solo encontrarás el amor que tengo por ti.

—Estás loco, tú eres fácil de leer...

—Tus manos —interrumpió Leo para que Marc no siguiera hablando.

Marc estiró sus manos y sintió una piedra lisa, casi como una joya.

—¿Ya puedo abrir los ojos?

—Sí.

Al abrir los ojos, Marc se encontró con una hermosa esmeralda entre sus manos.

—Leo, ¿estás loco? ¿De dónde sacaste esto?

—Mi madre y yo la encontramos cuando era niño y...

Un fuerte viento interrumpió a Leo, haciendo que el bello recuerdo de Marc se convirtiera en una pesadilla. Marc cerró los ojos cuando la arena se levantó, y al abrirlos, vio a Leo caminando hacia una neblina que había aparecido misteriosamente frente a ellos.

Desesperado, Marc comenzó a caminar tras él. ¿Qué le pasa? ¿Cómo puede ser tan romántico y después irse así? La confusión lo consumía, no sabía qué hacer. Con cada paso, la arena se volvía más espesa. Intentó correr, pero sus piernas pesaban como si estuvieran encadenadas. Leo se alejaba cada vez más, desvaneciéndose en la neblina. Marc quería gritarle, lo intentó con todas sus fuerzas, pero su voz simplemente no salía. Su boca estaba abierta, pero el silencio lo envolvía.

—¡Leo, Leo no! ¡No te vayas, tenemos que cuidar la esmeralda, tu esmeralda! ¡Leo, VUELVE, VUELVE POR FAVOR! —gritó sin voz una y otra vez, sin éxito.

—Leo, por favor, no sé cómo cuidarlo solo —dijo Marc, desesperado, mientras seguía intentando caminar tras Leo—. ¡Leo, no me dejes! No sé qué hacer, por favor, vuelve... vuelve... vuelve —rendido, cayó de rodillas en la arena y abrazó con fuerza la esmeralda—. Por favor, ven por mí.

Sus lágrimas caían una tras otra, y en la realidad, Marc había gritado con todas sus fuerzas: "¡Vuelve, no me dejes!". Siguió balbuceando: "Por favor, vuelve... no sé cómo cuidarlo solo... ayúdame". Nathaniel, al escuchar el grito desde la ducha, salió apresuradamente con una bata, y agitó a Marc para despertarlo y evitar algo peor.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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Nathaniel x Marc~OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora