Capítulo 34: Desaparición

231 28 9
                                    

Oliver

Esa semana había sido terrible, había estado bastante ocupado con el trabajo y no había tenido tiempo de nada, con suerte había sabido algo de Carter y Grecia por lo que habían comentado por el grupo de chat que teníamos los cuatro como amigos, más allá de eso, no había sabido nada de los tres.

Después de lo que había pasado con Trish en la fiesta, había preferido poner distancia, ya que parecía ser que la información que Carter me había dado estaba errada y Trish no sentía por mi nada más que cariño como amigos.

Ese día Carter y Grecia llegaban de su luna de miel, por lo que debía ir a buscarlos en su auto al aeropuerto. Si bien, no tenía muchas ganas de estar a solas con Trish, decidí que sería bueno decirle que me acompañara.

Estaba en mi oficina, cuando decidí marcarle, pero no me contesto. Supuse que podía ser porque se encontraba en el laboratorio trabajando, así que esperé a la que sabía que era su hora de almuerzo para volver a marcarle, pero tampoco obtuve una respuesta.

Decidí dejarle un menaje por WhatsApp y esperar a que respondiera antes de la hora en que nuestros amigos llegaban al aeropuerto.

Pasaron las horas, hasta que llegó la hora de salir de mi trabajo para ir a buscar a Carter y Grecia y aun no tenía una respuesta de Trish, por lo que no me quedó de otra que ir solo por el auto de mis amigos a su departamento e ir por ellos.

Una vez en el aeropuerto debí esperar una media hora para ver a mis amigos arribando de su vuelo desde El Caribe. Habían decidido hacer su luna de miel en un lugar que no conocieran, ya que, como Carter tenía familia en Italia, ya conocían casi todo Europa.

Cuando me vio, Grecia corrió a mí con su maleta arrastrándola.

—¡Oli! —gritó para luego darme un abrazo muy fuerte.

Yo la recibí con la misma felicidad. Si bien, no se habían ido por mucho tiempo y me habían estado mandando fotos y mensajes constantemente, estaba feliz de verlos y saber que todo había salido bien en su luna de miel.

Cuando Grecia me soltó, Carter me dio un abrazo también.

—¿Y Trish? —preguntó Carter.

Yo me encogí de hombros.

—No lo sé, no he hablado con ella en esta semana y ahora no me ha respondido.

Carter me miró algo preocupado.

—Debe ser por lo de su padre —dijo Grecia.

Yo la miré curioso.

—¿Qué pasó ahora con su padre?

—¿No te dijo? —me cuestionó.

—Te dije que no he hablado con ella en toda la semana, ¿tú que crees?

—Ya, ya entendí, no es necesaria tanta brusquedad —me dijo Grecia—. Su papá se murió hace unos días... solo me lo dijo a mí entonces.

—Yo lo sé por obvias razones —me dijo Carter.

Claro, todo lo que Grecia sabía lo sabía Carter y viceversa.

—¿Por qué no me lo dijo? —cuestioné, más para mí que para mis amigos.

—Quizás no quería hablarlo... a penas me lo dijo a mí y aunque sabemos que no tenía una relación con su papá, quizás le afecto su muerte de todas maneras —dijo Grecia—. Después de todo, que alguien se muera no es menor.

Sí, en realidad no era muy extraño que una muerte te afectara, aun si la persona no era alguien con quien tenías una relación. No importaba que hubiera pasado con Trish y su padre, de todas formas, alguna vez habían sido padre e hija y luego la sangre los había seguido uniendo de alguna forma.

Fingiendo No Amar Al AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora