La casa estaba en un silencio inquietante. Amara se sentía sola, a pesar de haber celebrado su boda hace apenas unos días. Alessandro se había ido temprano esa mañana, asegurando que el viaje era de negocios. Sin embargo, algo en su forma de hablar la había inquietado. Quizá eran sus propios nervios, pero no podía sacarse de la cabeza esa sensación de desconfianza que había estado creciendo en su interior.Decidida a despejar su mente, caminó por la casa nueva, ahora tan vacía. Entró a la habitación de Alessandro, donde nunca había pasado demasiado tiempo. Mientras abría la puerta, el olor a su colonia la envolvió, y el leve crujido de las bisagras llenó el aire.
Amara notó un cajón mal cerrado. Dudó un momento, pero la curiosidad la venció. Tiró suavemente del cajón y, con un sobresalto, encontró algo que no esperaba: fotos. Fotos de Alessandro con otra chica. Parecía joven, demasiado joven. Amara sintió cómo su corazón se aceleraba.
No pudo evitar sacar su celular. No estaba segura de por qué, pero comenzó a tomar fotos rápidamente, capturando cada una de esas imágenes antes de volver a cerrar el cajón cuidadosamente, tal y como lo había encontrado. El corazón le latía desbocado mientras salía de la habitación, y apenas alcanzó a cerrar la puerta cuando comenzó a correr.
Llegó al jardín, donde sabía que encontraría a Nicolas. Lo vio de espaldas, bajo el mismo árbol que había sido testigo de su boda. Las lágrimas que habían amenazado con salir se contuvieron al verlo. Era su escape. Era su refugio.
—Nico... —susurró, con la voz temblorosa, mientras le mostraba las fotos en su teléfono—. Mira esto...
Nicolas frunció el ceño al ver las imágenes, pero antes de que pudiera decir algo, Amara lo agarró del brazo y lo llevó hacia la casa. Entraron y se sentaron en la sala, revisando las fotos con más detalle.
Mientras Nicolas observaba las fotos, su rostro reflejaba una mezcla de incredulidad y rabia contenida. Pensó que Amara estaría devastada por el engaño, pero lo que no esperaba era lo que sucedió a continuación.
Amara, con una sonrisa que desmentía la situación, se subió al regazo de Nicolas y lo lleno de besos, como si estuviera celebrando algo. Él se quedó inmóvil por un segundo, sorprendido.
—Pronto podré divorciarme de él —dijo Amara entre risas, sus labios todavía cerca de los de Nicolas—. Pero necesito aguantar un mes, hasta que se resuelvan sus problemas familiares.
Nicolas la miró, con una mezcla de admiración y confusión, mientras ella, lejos de mostrar tristeza o desolación, parecía liberada. Amara había encontrado en la traición de Alessandro una oportunidad inesperada.
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Amara se quedó sentada en el regazo de Nicolas, su cuerpo relajado contra el suyo mientras los ecos de su risa aún resonaban en la habitación. Para ella, la posibilidad de divorciarse de Alessandro era una liberación, pero también sentía una chispa de emoción al estar con Nicolas. Era algo que no había esperado sentir tan pronto.
Nicolas, por su parte, la observaba en silencio, estudiando cada uno de sus movimientos, cada gesto. Aunque sabía que Amara estaba tratando de ocultar lo que realmente sentía, no podía ignorar el hecho de que las circunstancias eran mucho más complicadas de lo que ambos querían admitir.
—¿Estás segura de que es lo que quieres? —preguntó finalmente, su voz baja y seria.
Amara lo miró, todavía sonriendo, pero en sus ojos había un destello de incertidumbre. Sus manos se movieron para juguetear con los pliegues de su vestido mientras respondía.
—No estoy segura de nada... pero sé que no quiero estar con él. —Suspiró y apoyó la cabeza en el hombro de Nicolas—. Solo necesito tiempo, y tal vez esto sea la oportunidad para empezar de nuevo.

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Canibbals
RandomAmara Nibbal es una mujer de 22 años, vive con sus tres hermanos y sus padres, desde los 10 fue obligada a entrar en el negocio familiar y a dejar sus estudios normales a unos más privados, se quedo sin amigos, perdió todo contacto con el exterior. ...