Capitulo 9

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Al amanecer, la luz del sol se filtró suavemente por la ventana, iluminando la habitación donde Nicolás y Amara habían pasado la noche. Nicolás fue el primero en despertar; estiró los brazos y, al ver a Amara dormida a su lado, no pudo resistir la tentación de despertarla con un suave beso en los labios.

Amara se movió ligeramente, sus labios esbozando una sonrisa mientras abría los ojos. Al recordar lo que había sucedido la noche anterior, soltó una risa entrecortada.

—¿No vas a dejarme dormir? —preguntó con una sonrisa traviesa, correspondiendo al beso con uno más profundo.

—No hay forma de que me aguante. —respondió Nicolás, su voz aún adormilada.

Después de unos minutos, ambos se cambiaron, y Amara, con un brillo travieso en los ojos, logró convencer a Nicolás de que lo mejor sería visitar a su hermana.

—Vamos, será divertido. —dijo Amara, guiñándole un ojo.

Nicolás soltó un suspiro. —Mi hermana es alguien difícil, ¿sabes?

—No importa, tengo experiencia lidiando con hermanas. —replicó Amara, segura de sí misma.

Antes de salir, Amara tomó su celular y mandó un mensaje a su padre. —Papá, solo quería avisarte que saldré a distraerme un poco. No te preocupes, Nicolás estará conmigo para que no corra peligro.

Su padre respondió rápidamente, dándole su aprobación. —Está bien, pero solo tienes hoy.

Amara sonrió y respondió: —Está bien, lo veré mañana.

Una vez listos, Nicolás y Amara se subieron a la camioneta y se dirigieron a la casa de Nicolás. Cuando llegaron, él abrió la puerta y entró primero. Su hermana, Nicol, salió del cuarto y lo recibió con un abrazo cálido.

—¡Nicol! —exclamó Nicolás mientras ella lo apretaba con fuerza.

Amara se quedó quieta detrás de él, esperando su turno. Nicolás la presentó con su hermana. —Nicol, ella es Amara.

Nicol sonrió y la miró con curiosidad. —¿De verdad? ¿Así que esta es la chica con la que has estado hablando? —preguntó, dándole un vistazo divertido a Nicolás.

—Mi madre no quería pensar mucho en el nombre. —Nicolás bromeó al ver a Amara notar la igualdad de los nombres.

Amara se rió. —Bueno, al menos no es un nombre raro.

Nicol empezó a bombardear a Amara con preguntas. —¿Cuánto tiempo llevas con mi hermano? ¿Qué son ustedes, amigos?

—Nos conocimos hace poco por ahora somos nov… —Amara comenzó a responder, pero Nicol interrumpió.

—Oye, tu voz suena como la de la película que mi hermano veía anoche. —dijo Nicol, y tanto Nicolás como Amara se miraron de reojo.

Nicolás frunció el ceño. —Eso no es importante.

—¿Por qué estás tan serio por eso? —Nicol se rió, disfrutando de la incomodidad de su hermano.

Mientras tanto, Amara se acomodó en el sofá, sentada al lado de Nicolás, viendo su celular mientras ellos hablaban animadamente. Nicol, siempre extrovertida, fue la primera en incluir a Amara en la conversación.

—¿Y por qué estás con el feo de mi hermano? —preguntó, provocando que Amara sonriera.

Amara, sintiéndose contenta, respondió: —Quizás tomaré tu consejo y busque a alguien más interesante.

Nicolás la miró con seriedad, mientras Nicol y Amara se reían a carcajadas. Después de un rato, Nicol se levantó. —Voy a buscar algunas fotos de cuando Nicolás era pequeño. ¡Te las tengo que enseñar!

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