Capítulo 3.- El collar

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—No tienes que preocuparte por ellos, de verdad. Ni siquiera pienses en eso, es tonto. Seguramente fue alguna clase de apuesta tonta entre ellos, ni siquiera me tomé la molestia de leer sus propuestas, ¿puedes imaginarlo? Es absurdo. —Se colocó el cinturón de seguridad mientras que Max seguía con el ceño fruncido y se colocaba el cinturón también. Le daba algo de risa y a su vez ternura que Max actuara de esa forma.

—Si es así, pues que imbéciles. No deberían jugar contigo de esa manera.

—Ya olvídalo, de verdad. —Le pellizcó suavemente la mejilla y el alfa pareció relajarse notablemente, aunque Max en definitiva no olvidaría aquello.

No podía creer que Lando se atreviera a hacer eso, después de todo lo que hacía en las entrevistas. Siempre sacaba a colación a Checo cuando le hacían una entrevista, aunque el omega no tuviera nada que ver, lo mencionaba y nunca era para decir cosas buenas de él, siempre era para mofarse o tirarle tierra aunque nadie se lo estuviera preguntando. Y después iba y actuaba todo lindo y normal alrededor de Checo como si quisiera llamar su atención. Nunca había pensado que eso significaba algo, siempre creía que era porque Lando era un tanto inmaduro e inseguro de sí mismo, quizá incluso que lo hacía algo asustado de las repercusiones que pudiera haber por sus comentarios. Checo cuando estaba enojado daba miedo, así que siempre pensó que se trataba de eso. Sin embargo, ahora todo lo veía más claro.

Y Oscar. Ese maldito... mocoso canguro. No podía creer que sus celos fuesen acertados hacia aquel, al principio pensó que se estaba volviendo algo loco y que debía calmarse con sus celos hacia alguien que ni siquiera salía con él, ahora todo tenía sentido. Le veía demasiado cercano a Checo, le buscaba en ocasiones en las que eran extrañas y lo rondaba de manera discreta, pero él podía notarlo, en definitiva lo notaba. No había momento, en las caravanas de los pilotos cuando iban juntos, que Oscar no rondara a Checo. Primero parecía muy casual, después se alejaba de los demás y por último dejaba que fuera su omega quien se acercara a saludarlo y a no dejarlo solo. Lo molestaba con su actitud de cachorro abandonado y Checo que no tenía ojos para darse cuenta de las cosas y que era demasiado cariñoso y amable, simplemente iba con el chico y lo acogía entre ellos.

Le tranquilizaba el hecho de que Checo le dijera que ni siquiera había considerado por un segundo el cortejo de aquellos dos. Seguramente tenía mucho que ver con la edad, tal como era el problema con él, pero al menos él ya tenía 26 años, la brecha era menor con él que con aquellos dos. Así que, punto para él.

Condujeron hasta una zona en el centro donde había tiendas de todo tipo, pero Max aparcó en una especial que conocía en la que un par de veces había comprado algunas cosas para él mismo, le pareció la mejor opción y quería darle su primer regalo de cortejo a Checo en un lugar de calidad como ese.

—¿Llegamos? —Preguntó el omega, mirando la tienda de renombre en la que habían aparcado.

—Sí, aquí es. —Max bajó del auto y se apresuró a ir hacia el lado del copiloto para abrirle la puerta al omega y ofrecerle su mano para ayudarlo a bajar. Checo no era una damisela en apuros, eso bien lo sabía, pero quería comportarse caballeroso.

Entraron tomados de la mano a la tienda, como si hubiesen hecho eso muchas veces antes, Checo miraba curioso todo lo que había ahí, era en definitiva una tienda de alto prestigio, el omega conocía la línea de cosas que vendían aunque pocas veces hubiese entrado en una. Claramente era una tienda costosa, aunque los precios no le impresionaban por lo acostumbrado que estaba a vivir en ese tipo de ambiente, aun así, todo ahí le parecía demasiado costoso.

—Oh, tienen una sección de material para nidos. —El omega se distrajo al grado de dejarse llevar por aquella sección, pero se detuvo al ser consciente de lo que hacía y luego miró a Max, riéndose nervioso y sonrojado. —Perdón, venimos por el collar.

La Propuesta (Elígeme a mí) {Chestappen}Where stories live. Discover now