Unas semanas después de aquella maravillosa noche de su cita, Hermione y Pansy finalmente decidieron poner en marcha su plan para viajar a Italia. El estrés cotidiano del trabajo en el Ministerio y los compromisos empresariales de Pansy habían llegado a un punto en el que ambas sabían que necesitaban una pausa. Un viaje juntas era la oportunidad perfecta para reconectar y vivir una nueva aventura.
—Ya reservé los trasladores —anunció Pansy una mañana mientras revisaba su calendario—. Saldremos este fin de semana.
Hermione, que estaba sentada junto a la ventana con una taza de té, levantó la vista emocionada.
—¡Este fin de semana! —exclamó, sorprendida—. ¡Pensé que sería en unas semanas!
Pansy sonrió con satisfacción, cruzándose de brazos.
—Bueno, ¿para qué esperar más? Ya hemos retrasado suficiente este viaje. Además, tú siempre has querido ver esa famosa librería mágica en Florencia.
Hermione se levantó y se acercó a Pansy, rodeándola con los brazos por la cintura.
—Me parece perfecto. No puedo creer que finalmente vayamos a hacerlo. Italia, Pansy. Florencia, el arte, la comida, los libros... ¡Todo!
Pansy rió suavemente ante el entusiasmo de Hermione, su energía siempre contagiosa.
—Será nuestra pequeña escapada —dijo Pansy, acariciando suavemente el cabello de Hermione—. Solo tú y yo, sin interrupciones. Un tiempo para nosotras, para disfrutar sin tener que preocuparnos de nada.
—¡Va a ser increíble! —respondió Hermione con los ojos brillando—. He leído tanto sobre la magia en Italia. Las historias, las pociones, las antiguas escuelas de hechicería… ¡Hay tanto que quiero explorar!
Pansy la miró con ternura, divertida por su entusiasmo.
—Y yo quiero explorar contigo —respondió, inclinándose para besarla suavemente en los labios—. Aunque tal vez mi interés esté más en la comida y el vino que en los libros.
Hermione rió, apartándose suavemente.
—Perfecto. Yo puedo sumergirme en los libros, y tú te ocupas de que encontremos los mejores restaurantes
