Un marimo poco inteligente

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Zoro se apoyó en la pared fuera de la bodega mientras escuchaba como las pisadas del cocinero se movían por todos lados, removiendo cajas y revisando estantes. Algunos movimientos se oían bruscamente, mientras que otros eran casi inaudibles. No podía evitar preguntarse qué tanto hacía, si en realidad en todo el tiempo que llevaban viajando juntos, jamás le había costado tanto realizar una lista de compras como ahora.

Aquella espera le ponía impaciente, aunque el alga no estaba muy seguro de que era lo que estaba esperando a continuación, solo tenía claro que estaba allí poniéndose cada vez más nervioso, con ganas de entrar y preguntarle qué tanto hacía. Algo que de verdad había comenzado a considerar.

No obstante había algo que tenía claro: En el mismo momento en que su cocinero favorito le había tendido la mano en señal de paz, él la había cagado ignorándolo, incluso si quería volver sobre sus pisadas, cada vez estaba más seguro de que debió haber pensado y luego actuado.

No al revés como solía hacerlo la mayoría del tiempo.

Se llevó las manos al rostro y miró al techo a través de sus dedos "si tan solo no fuera tan estúpido" Zoro no sabía realmente qué era lo que quería hacer, la conversación de Nami y Luffy había despertado en él una llama de motivación esperanzadora. Por un lado, la idea de que el cejas de diana hubiera mostrado cierto nivel de emoción por una conversación que al menos el espadachín consideraba olvidada, le daba cierto apretón en el estómago, a eso le sumaba las palabras de Luffy:

"Sanji tiene sentimientos por ti"

La afirmación de Nami:

"Es como sumar 1+1"

Sin embargo, estaban sus propios pensamientos autodestructivos y la pregunta que siempre le atormentaba después de esa excitación inicial al imaginar que sus sentimientos podrían ser correspondidos "¿Y si...?" la sola idea de imaginar un escenario donde sus amigos se equivocaban horriblemente y en realidad el cocinero le odiaba lograba que su estómago se le resolviera sintiendo unas náuseas horribles.

Haber mantenido siempre todos esos sentimientos y pensamientos enterrados en el fondo de su cabeza siempre había resultado más fácil, la convivencia común y doméstica que tenía con aquel rubio le generaba un sentimiento de familiaridad y calidez a la que estaba acostumbrado, algo con lo que se había convencido a sí mismo que podía ser suficiente para él.

Hasta ahora.

Luego de que dos personas hubieran sugerido que podría no ser tan así. Pero ¿Qué se suponía que significaba eso? incluso si tuviera una posibilidad de que sus sentimientos fueran recíprocos ¿ qué tenía que hacer? decir y hacer eran cosas totalmente difíciles para él, siempre se había considerado directo para expresarse, pero esta vez... se sentía totalmente perdido.

Y con toda esa contrariedad estaba el fantasma de Robin que lo acechaba en los peores momentos.

Haciéndole sentir que tenía la espada de Damocles encima.

Justo cuando experimentó la impresión de que el cielo se le venía encima, la puerta de la bodega se abrió violentamente y su mirada desconcertada se encontró con una de fuerte hostilidad proveniente del ero-cook quien se detuvo un segundo y lo estudió de pies a cabeza como si fuera un desconocido, para salir hecho una tormenta hacia el exterior del Sunny.

"Mierda"

Siguió con su ojo la sombra del cocinero que se alejaba por las escaleras. En serio deseaba que alguien le dijera que era lo que tenía que hacer a continuación.

Desde hacía rato que sentía que tenía al estúpido espadachín encima como una sombra, lugar de donde salía se le aparecía el cactus con patas de frente y ya tenía bastante con él. Ni cuando estaban en buenos términos le veía tanto la cara, y ahora parecía que el barco era lo suficientemente pequeño para verlo por todos lados.

Lo que encontramos: Llegar a un acuerdo o matarnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora