❤️Historias cortas.
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💙 Sí, hay lemmon.
💜Los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi.
🩷Ni la portada o las imágenes de cada capítulo me pertenecen...
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Parte dos.
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La puerta se abrió muy lentamente, como si el tiempo mismo se hubiera detenido en ese breve momento. Hawks, con el rostro aún húmedo por las lágrimas, secó rápidamente su rostro con el dorso de la mano. Sus ojos dorados, estaban llenos de una mezcla de desesperación y esperanza por encontrarse con los tuyos.
— Hola... Babybird... — su voz tembló, quebrándose al pronunciar esas palabras que una vez solían hacerte sonreír.
Ahora, esas palabras, solo abrían la herida que ya había cicatrizado.
Dió un paso hacia ti, instintivamente levantando sus brazos para abrazarte, como si con solo tocarte pudiera arreglar todo lo que se había roto entre ustedes. Pero tú diste un paso atrás, creando una barrera invisible entre ambos. Esa distancia fue suficiente para detenerlo en seco.
Keigo tragó saliva, su corazón latía con fuerza, debía respetar tu espacio para no empeorar más las cosas. Las alas en su espalda se agitaron débilmente, como si reflejaran su agitación interna.
Todo lo que él quería era abrazarte, sentirte en sus brazos de nuevo, pero el miedo en tus ojos lo mantenía a raya.
— Me dejaste sola... — comenzaste, tu voz apenas un susurro al principio, pero cargada de dolor. — Tres meses... sin una sola palabra, sin saber si estabas bien o... — te detuviste, intentando contener las lágrimas. — Y luego, me entero... viendo la televisión... que estabas con... Otra. —
Hawks cerró los ojos con fuerza, como si pudiera detener el dolor que tus palabras le causaban. Cuando volvió a abrirlos, te miró suplicante, con la voz rota.
— Eso es mentira... por favor... créeme, Babybird. — Dio otro paso hacia ti, pero te mantuviste firme, la distancia entre ustedes era un abismo imposible de cruzar.
Tu voz se alzó, más fuerte ahora, llena de frustración y angustia. Todo lo que no pudiste decirle en ese momento y habías guardado en tu corazón estaba saliendo y de la peor manera.
— ¡La besaste frente a las cámaras! ¡Todo el mundo lo vió, Keigo! ¡Parecías tan feliz con Mt. Lady! —
El héroe alado apretó los puños, las uñas clavándose en la palma de sus manos mientras luchaba por mantener la calma. No quería perderte, no de esta manera.
