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1:00 pm.

— Mamá, el traje me queda apretado — Ricky se quejaba mientras tiraba un poco su saco.

Su madre estaba midiendo las telas, para hacerle un traje, en unas pocas semanas se graduaría, y por supuesto iría al baile de graduación acompañado de su novio, Taerae.

— Hijo, aún me falta arreglarlo, ahorita quedará listo.

Ricky asintió dejándose de quejar.

— ¿Ya me lo puedo quitar? — la mayor asintió, viendo como Ricky se desvestía rápidamente.

— ¿Tienes mucha prisa? — Ricky asintió.

— Hoy es el cumpleaños de Taerae, quiero ir a verlo, no quiero desperdiciar ni un minuto.

La mayor sonrió asintiendo.

— Ya lo sabía, ayer le compré un regaló, lo deje en la mesa, llevaselo por mi cariño, dile que se la pase bien — Ricky asintió, terminando de vestirse.

— ¿Puedo ir verdad?

— Ricky, ya casi estás en la puerta hijo — la mayor soltó una carcajada pero asintió.

— ¿Entonces es un si? — la mayor asintió.

— Ve, no llegues tardé y si llegas a quedarte allá, avísame, ¿Okey?

— Si mamá, adiós — Ricky se despidió de su madre, tomo sus cosas y salió de la casa viendo como Taerae ya estaba a fuera esperándolo.

Corrió hacia él, este lo recibió con los brazos abiertos, besando su cabellera roja.

— Ese rojo te va muy bien.

Ricky no le prestó atención, solo unió sus labios con los de su novio, besándolo tierna y delicadamente.

Tomándose el tiempo de besarse con amor, sintiendo aquella cercanía que había extrañado, amaba a Taerae con todo su alma.

Taerae hacia lo mismo.

Ricky se separó de su novio con una leve sonrisa y un leve sonrojo.

— Feliz cumpleaños Raerae — este sonrió acariciando su mejilla, para luego dejar un beso en está, haciendo que Ricky se escondiera en su cuello.

— Gracias amor — Ricky se sonrojó y volvió a besarlo — ¿Me extrañaste?

— Te extrañe mucho — Ricky contestó después de que salió de su escondite, Taerae asintió.

— Yo también bebé, teníamos días sin vernos.

Ricky hizo un puchero.

— Oh, mamá te envío este regalo — dijo Ricky entregándole la bolsa azul — esté es el mío — le entregó una pequeña cajita.

— No te hubieras molestado, cuando llegues le agradeces de mi parte.

— No es la gran cosa.

— Aún así muchas gracias amor.

Taerae rio tomando las bolsas con una de sus manos mientras la otra tomaba la mano de Ricky, entrelazandola para comenzar a caminar hacia su casa, viendo como Ricky las balanceaba de un lado a otro, su bebé estába emocionado.

— ¿Qué haremos? — Ricky preguntó mirando a Taerae.

— Ya verás amor.

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Lentos Brinquitos [Rirae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora