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Taerae salió corriendo al baño desde el momento en el que el timbre sonó, su gasolinera estaba llena y ya no aguantaba las ganas de orinar.

Llegó al baño y entro a uno, bajando el cierre de su pantalón para sentirse como si estuviera vivo de nuevo.

— Dios, sentía que iba a reventar — Taerae rio.

Terminó de hacer sus necesidades y estaba lavandose las manos cuando escucho unos sollozos en el baño del lado.

Tocó la puerta pero nadie respondió.

— ¿E-estas bien? — no contesto nadie.

Los sollozos se hicieron más presentes y fuertes.

Taerae era muy sensible cuando escuchaba llorar a las personas a pesar de no ser cercano hacia ellos o ellas.

— Oye, ¿Necesitas ayuda? — Taerae preguntó.

Pero ahora sí hubo respuesta.

— N-no.

— ¿Puedo hacer algo por ti?

— V-vete y d-dejame solo, te puedo ensuciar.

Taerae pudo identificar la voz, era su compañero de clase, Ricky.

— ¿Q-quieres que llame a tu madre?

Los sollozos incrementaron.

— N-nadie debe saber, e-es un s-secreto.

— Sal, por favor, no puedo dejarte aquí — Taerae intento abrir pero la puerta estaba trabada.

— S-solo vete Tae-taerae, no quiero ver a nadie.

— Aún si no somos amigos, puedes contar conmigo Ricky.

— ¿A-aunque e-esté sucio?

Los sollozos de Ricky se volvieron a escuchar, el corazón de Taerae se estrujó.

¿Quien le podría hacer tanto daño a ese niño tan lindo?

— No te haré daño Ricky.

“No te dolerá” las palabras del padrastro del menor resonaban en su cabeza.

Sentía como si sujetarán sus muñecas....

— V-vete n-no quiero — Ricky apretó sus ojitos tratando de parar sus lágrimas, abrazándose así mismo.

El mayor asintio, y tomó un poco de papel para secar sus manos, saliendo de los baños.

¿Qué podría haber pasado con ese chico?

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Lentos Brinquitos [Rirae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora