El cielo estaba cubierto de nubes, como si compartieran mi humor gris. Desde que el día había comenzado, no había recibido más que malas noticias y malos momentos. Primero, algo le había pasado a Jacob, porque se había decidido a bañarse. No solo eso, sino que se gastó toda el agua caliente. Como si eso fuera poco, la profesora de Historia había anunciado una prueba para dentro de dos días, y yo, que en esa clase apenas lograba mantenerme despierta, sabía que estaba perdida. Además, el cansancio de todo lo relacionado con la manada comenzaba a pesar demasiado. Estaba agotada. Para colmo, Lisa quería hablar conmigo hoy después de clases, lo que solo añadía una capa más de incomodidad.Sentía el peso del agotamiento presionando mis hombros, una especie de neblina mental que me impedía concentrarme. El aire frío que entraba por la ventana al menos servía para mantenerme despierta, pero no podía negar que necesitaba salir de allí, escapar de la monotonía del aula. Sabía, sin embargo, que mi profesor favorito no me dejaría salir, a menos que me estuviera por desmayar o algo peor.
—Señorita Black —interrumpió el profesor Wilson, atrapando mi atención justo cuando mi mirada se había perdido en el vuelo errático de unas mariposas al otro lado de la ventana—. ¿Tan aburrida está mi clase?
—No, profesor —respondí con una sonrisa que apenas lograba ser convincente.
—Después de clase, quiero hablar con usted —anunció, antes de volver a su monótona explicación sobre la fotosíntesis o algo por el estilo.
Lisa dijo algo, pero ni siquiera me molesté en prestarle atención. Cuando finalmente sonó el timbre, estaba a punto de escaparme, pero el profesor me recordó que debía quedarme para la charla.
—No es ningún secreto que no soy su mayor admirador —empezó diciendo mientras yo me acomodaba en el asiento frente a él—, pero hasta el más despistado se daría cuenta de que usted no está bien. Está agotada.
—No sé a qué se refiere —contesté, tratando de sonar indiferente, aunque sabía perfectamente que tenía razón.
—Usted lo sabe muy bien —su tono era serio, aunque no agresivo. Sentí cómo se me tensaban los hombros—. Le daré un ejemplo: antes, al menos fingía prestar atención en clase, pero ahora ni siquiera hace eso. Y, curiosamente, he notado que en la última prueba le fue mejor de lo habitual.
—He tenido muchas noches de insomnio, pero igual, ¿por qué le importa? —intenté sonar educada, aunque no entendía por qué, de repente, le interesaba mi bienestar. Nunca habíamos tenido una buena relación.
—Porque es evidente que está más demacrada —dijo, y abrí los ojos sorprendida. ¿Acaso me había dicho que estaba más fea?—. No me malinterprete, se le nota el cansancio en el rostro. Las ojeras kilométricas no se las puede ocultar. De todas formas, voy a hablar con los otros profesores, porque varios están preocupados. Pero bueno, ya puede irse.
—Está bien —respondí, recogiendo mis cosas.
Al salir del salón, me encontré con Jacob, Seth, Embry y Paul. Todos me miraban, con el mismo asombro que yo. Sabían que el profesor Wilson nunca había sido precisamente amable conmigo.
—¿Qué le habrá pasado? —preguntó Seth, incrédulo.
—Seguro que se arregló con su esposa —dije, encogiéndome de hombros.
—Vamos, Kath —dijo Jacob, listo para irnos a casa. Pero yo no podía olvidarme de que todavía me esperaba esa conversación pendiente con Lisa.
—Nos vemos en casa de Sam —dije con una sonrisa tan dulce que esperaba desarmara cualquier sospecha. Mis palabras eran ligeras, pero cada segundo de retraso me quemaba por dentro—. Voy a hablar con alguien.
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MOON | • Paul Lahote • Jasper Hale
Science FictionEn Forks, un pequeño pueblo oculto en la bruma del misterio, coexisten criaturas sobrenaturales que los humanos comunes ignoran. Katherine, una joven con habilidades excepcionales, se encuentra atrapada entre dos mundos: el de los vampiros y el de l...