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Por más que mi vida estuviera llena de giros sobrenaturales, mi rutina académica seguía adelante, implacable. Y si hay algo que odio más que levantarme temprano son los exámenes. En especial cuando son del señor Wilson, mi profesor favorito... y espero que se note el sarcasmo. Nos puso uno para hoy y, por supuesto, no estudié nada. ¿Tenía buenas razones? Ninguna. Pero bueno, en estos casos confío plenamente en los ancestros.

Me levanté con el ceño fruncido, maldiciendo a la mañana y al profesor Wilson por igual. Apenas había dormido, y mi cara lo reflejaba claramente. Mientras me arrastraba hacia la cocina, me encontré con Jacob, quien me sonrió con esa expresión triunfante que solo significaba una cosa: sabía algo que yo no.

-Buenos días, Kath -dijo, con esa sonrisa que me hacía querer golpearle.

-Malos días, malos -respondí, entrecerrando los ojos, aún medio dormida.

-Yo que tú, al menos me pondría corrector -sugirió Jake, con un tono que no me gustó nada. ¿Desde cuándo sabía él de maquillaje?

-¿Qué sabes tú de maquillaje? -pregunté, dirigiéndome al baño con prisa. Tenía miedo de que, por una vez, tuviera razón. Jake me seguía, disfrutando cada segundo de mi paranoia.

-No me asustes, ¿tan mal se ve? -insistí, sintiendo el pánico subir a medida que me acercaba al espejo.

-Tampoco tan... -comenzó, pero su tono lo delató.

-¡Mierda! -exclamé al ver mi reflejo. Mis ojeras parecían sombras permanentes, y mi piel estaba más pálida de lo habitual-. ¿Sabes qué? Mala suerte. Si me pongo a maquillarme ahora, llegaré tarde, y Wilson no me dejará entrar.

Intenté arreglar lo que pude, pero el tiempo corría y cada segundo que pasaba me acercaba más a la idea de una detención por llegar tarde. Jake, por supuesto, no pudo resistir la oportunidad de molestarme un poco más.

-Tranquila, no te ves tan mal -dijo con una sonrisa juguetona.

Le devolví la sonrisa, aunque sabía que lo hacía solo para bromear.

-No, no, en serio. Te ves horrible -agregó, riendo mientras yo agarraba una manzana de la mesa, decidida a salir antes de que cambiara de opinión.

-Me voy -dije, ignorando sus burlas mientras me dirigía a la puerta.

-Suerte -se despidió Jake, tirándose en el sillón con una tranquilidad irritante.

A veces desearía poder hacer esas guardias que siempre hacen los lobos, la razón perfecta para faltar a la escuela y evitar días como este.

Ya afuera de casa, empecé a caminar con la esperanza de despejarme. Pero para mi mala suerte, Paul y Embry estaban un poco más adelante, y al verme salir, decidieron detenerse y esperarme.

- Me enteré que tienes examen mañana - comentó Embry con una sonrisa traviesa. Lo miré, y para mi frustración, tenía la misma expresión que Jacob cuando intenta ponerse en plan de hermano mayor. Genial, como si no tuviera suficiente con los sermones de Jake, ahora también tenía que soportar a estos dos.

- Sí - respondí, claramente irritada, aunque sabía que Embry solo lo decía en broma.

- ¿Estudiaste? - preguntó Paul de repente, con una seriedad que me tomó por sorpresa. Sus ojos me examinaron, como si realmente le importara la respuesta.

No pude evitar fruncir el ceño, confundida por su tono. Algo en su voz y en su mirada hizo que mi irritación se desvaneciera, reemplazada por una incomodidad que no sabía cómo manejar. ¿Desde cuándo Paul se preocupaba por cosas como mis exámenes?

MOON | • Paul Lahote • Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora