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Hoy era sábado, lo que significaba un respiro de la rutina escolar. A pesar de no tener clases, me desperté más temprano de lo habitual, como si una inquietud invisible me hubiera sacado de la cama. Decidí salir a caminar, con la esperanza de que el aire fresco despejara mis pensamientos.

Mientras avanzaba por los senderos familiares, mi mente volvía una y otra vez a lo que había ocurrido la noche anterior. ¿De verdad había visto a Jack transformarse en un lobo? No, no podía ser... ¿o sí? Si lo que vi fue real, entonces las viejas leyendas de papá eran ciertas. Lobos gigantes. Siempre pensé que eran solo historias para asustar a los niños, pero si Jack realmente es uno de ellos...

Eso significaría que el gen, ese del que papá siempre hablaba, se ha activado. Y según las leyendas, solo lo hace cuando hay vampiros cerca. Mi corazón comenzó a latir más rápido al pensar en lo que esto implicaba. Si los lobos existen, y si Jack es uno de ellos, entonces... los vampiros también deben ser reales.

Un crujido inesperado me alarmó. Mierda... no me había dado cuenta de que me había internado en el bosque. Para colmo, estaba muy lejos del camino. Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras intentaba recordar el camino de vuelta, pero otro ruido, esta vez a mis espaldas, hizo que me diera la vuelta rápidamente.

- Tu sangre... - la voz de una mujer resonó a mi alrededor, pero no podía ver de dónde venía -, huele delicioso.

El miedo se apoderó de mí mientras mis ojos recorrían el oscuro entorno, buscando en vano a la dueña de aquella voz.

- ¿Quién está ahí? - pregunté, tratando de mantener la calma, pero mi voz temblaba.

- Es como si fueras mi tua cantante - la voz continuó, ahora más cercana, casi susurrándome al oído, pero al girarme, no había nadie -, pero no eres eso.

- ¿Qué significa eso de tua cantante? - mis manos comenzaron a temblar mientras buscaba cualquier señal de movimiento a mi alrededor.

- Mmm... - La sentí justo detrás de mí, su aliento frío rozando mi cuello. Me giré de nuevo, pero otra vez, no había nada -. Tú eres una quileute, ¿no?

- Eh... - dudé un momento, sin saber cómo responder -. Sí, eso creo.

- Ahora todo tiene sentido - murmuró, ¿me estaba olfateando? Cuando me giré, estaba justo allí, más cerca de lo que pensaba -. Eres la que nace cada cien años...

- ¿Qué? - Mi mente se nubló con su afirmación. ¿Qué yo era qué? Sacudí la cabeza, tratando de despejar mis pensamientos; no era el momento para pensar en eso, sino en cómo escapar de allí -. ¿Qué eres tú?

- No es obvio, pequeña - dijo con una tranquilidad que me heló la sangre -. Soy una vampira.

- ¿Qué...? - Mi voz apenas fue un susurro.

- Y tu sangre... - continuó mientras se acercaba lentamente -, tu sangre me está llamando.

- Aléjate. - Mi corazón latía desbocado mientras retrocedía, intentando mantener la distancia, pero ella seguía avanzando, implacable.

Con un movimiento rápido, ella ya estaba sosteniendo mi cuello con una fuerza aterradora.

- Tranquila, no te dolerá - susurró mientras acercaba sus labios a mi piel, rozando sus dientes afilados contra mi cuello.

- Por favor - comencé a suplicar, mi voz apenas un hilo de desesperación - por favor, no.

Podía sentir el aliento helado de la vampira cuando, de repente, un gruñido profundo resonó detrás de nosotras, estremeciendo el aire.

- Vaya, esto se pone interesante - dijo con una sonrisa maliciosa antes de lanzarme sin esfuerzo contra un árbol. Mientras yo luchaba por recuperar el aliento, ella se giró, preparándose para enfrentar lo que parecían ser lobos gigantes.

MOON | • Paul Lahote • Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora