✨11✨

65 7 0
                                    

Después de varios días encerrado en su habitación, Jimin decidió que era hora de que Tae saliera a tomar aire fresco.

Jimin sabía que cambiar de ambiente podría ayudarlo a sentirse mejor. Debido a las heridas en sus pies, Tae necesitaba moverse en una silla de ruedas, algo que, aunque intentaba aceptar con resignación, lo hacía sentir aún más vulnerable y chiquito.

Jimin lo acomodó cuidadosamente en la silla, sonriendo con esa calidez característica que parecía aligerar cualquier carga.

-Vamos, Tae. Un poco de aire fresco te hará bien- dijo Jimin, empujando la silla con suavidad.

Tae asintió débilmente, agradecido por la insistencia de Jimin, aunque todavía no se sentía completamente listo para enfrentarse al mundo exterior. A medida que avanzaban por los pasillos, Jimin tuvo mucho cuidado de evitar el pasillo donde estaba la habitación de Yoongi. Aún ni uno de los dos sabían que estaban en el mismo hospital, y Jimin quería asegurarse de que su encuentro no sucediera de manera abrupta, consciente de que no estaban listos para verse... Aun.

Cuando llegaron al patio, la brisa fresca acarició el rostro de Tae. El aire limpio y la luz del sol hicieron que, por primera vez en días, Tae sintiera algo de alivio. Jimin lo empujó hacia un rincón tranquilo del jardín, donde pocos pacientes paseaban.

-¿Ves? Te lo dije, Tae. El aire fresco hace milagros- comentó Jimin, dándole una palmadita en el hombro antes de sentarse en un banco cercano.

Tae esbozó una pequeña sonrisa, más agradecido de lo que las palabras podrían expresar. Mientras miraba alrededor, disfrutando de la tranquilidad del lugar, una voz conocida lo sacó de sus pensamientos.

-¡Tae! ¡Ahí estás!- exclamó Jin, quien se acercaba con una sonrisa enorme y un par de helados en la mano.

Jin llegó rápidamente hasta ellos, sin poder ocultar el alivio de ver a su mejor amigo fuera de la habitación.

-¿Helado?- ofreció Jin, entregándole uno a Tae mientras él comenzaba a devorar el suyo.

-¿Quieres helado, Jimin?- gritando a Jimin que estaba sentado a unos pocos metros para darles privacidad -Ya- respondió este corriendo por su helado y volviendo a su asiento

-No pensé que me convencerías de salir- murmuró Tae, tomando el helado y sonriendo un poco ante la familiaridad del gesto.

Jin se acomodó en un banco junto a ellos, quitándose las gafas de sol y dándole una lamida despreocupada a su helado.

-Vamos, sabes que soy encantador y que siempre te convenzo de salir de la cueva en la que te metes- bromeó Jin, su tono despreocupado pero claramente atento a las emociones de Tae.

Mientras hablaban, el ambiente se fue aligerando poco a poco. Jimin, por su parte comía su helado a la distancia, dándoles espacio a ambos para que pudieran hablar libremente.

-No te imaginas lo feliz que estoy de verte fuera- continuó Jin con una sonrisa que solo un amigo cercano podría ofrecer -Deberíamos hacer esto más seguido cuando salgas de aquí. Ya me imagino en el café de siempre, devorando esos pasteles enormes que tanto te gustan-

Tae sonrió con más sinceridad esta vez, su mirada suavizándose ante las palabras de su amigo.

-Sí... me vendría bien eso- admitió Tae, mirando el helado en su mano. El simple hecho de estar fuera y hablar de cosas cotidianas lo hacía sentir un poco más en paz.

Jin notó cómo la expresión de Tae se volvía más seria y decidió abordar el tema con delicadeza.

-Sabes que no tienes que hablar de todo ahora si no quieres, pero estoy aquí para cuando lo necesites, ¿verdad?- dijo Jin en voz baja, dejando caer el tono juguetón por un momento.

Sonidos Del Corazón |TaeGi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora