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Yoongi miró a Tae con ternura y, sin decir nada, se acercó lentamente. Al ver la mezcla de nerviosismo y anhelo en los ojos de Tae, supo que lo que ambos necesitaban en ese momento era más que deseo físico: era una conexión íntima, profunda y sincera.

-Ven aquí- susurró Yoongi, abriendo los brazos, invitando a Tae a su abrazo.

Tae no dudó. Se dejó caer en los brazos de Yoongi, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo, el refugio que había anhelado por tanto tiempo. Sus cuerpos se ajustaban con naturalidad, como si estuvieran hechos para encajar el uno con el otro. Tae cerró los ojos mientras el aroma a menta de Yoongi lo envolvía, mezclado con el leve toque de su colonia.

Las manos de Yoongi comenzaron a recorrer la espalda de Tae lentamente, sus dedos trazando líneas suaves y cuidadosas, como si estuviera dibujando mapas de un territorio conocido y amado. Cada caricia enviaba escalofríos por la piel de Tae, quien soltó un pequeño gemido, casi inaudible, pero cargado de deseo reprimido.

Pasaron algunos segundos antes de que Yoongi levantara el rostro de Tae, sosteniéndolo con ambas manos, con una dulzura que reflejaba el amor y la conexión que compartían.

-Te amo, Tae- murmuró Yoongi antes de cerrar la distancia entre ellos y besarlo con ternura.

El primer contacto fue suave, casi tímido, pero pronto se volvió más profundo, más urgente. Tae respondió al beso con igual pasión, dejando que sus lenguas se enredaran en una danza lenta, exploratoria, mientras ambos se perdían en la intensidad del momento.

Los besos de Yoongi comenzaron a bajar lentamente por el cuello de Tae, dejando un rastro húmedo con su lengua, marcando el recorrido con pequeños chupetones y lamidas. Tae dejó escapar un suspiro tembloroso, arqueando levemente el cuello para darle más acceso. Los labios de Yoongi seguían dejando su huella, besando con firmeza pero con un toque de ternura.

Las manos de Yoongi también exploraban, deslizando sus dedos por la piel caliente de Tae, deslizándolos por debajo de su polera. El tacto era delicado, pero cada vez más seguro, como si estuviera memorizando cada centímetro de su piel. Tae soltó un leve gemido cuando las manos de Yoongi rozaron sus costillas, la calidez de sus palmas enviando una ola de placer por todo su cuerpo.

-Mmm~ sí...- gimió Tae, su voz apenas audible, pero cargada de deseo.

Yoongi se detuvo un momento para mirarlo a los ojos, buscando cualquier rastro de incomodidad.

-¿Estás cómodo con esto?- preguntó con suavidad, su respiración entrecortada chocando contra la piel de Tae.

Tae asintió rápidamente, sus ojos brillando con un deseo evidente.

Los besos se volvieron más intensos, más demandantes. Tae correspondió al fervor de Yoongi, explorando su torso con manos ansiosas, sus dedos temblorosos acariciando cada curva, cada línea. La atmósfera en la habitación se volvió pesada, cargada de un deseo tangible que hacía que el aire pareciera más denso, más caliente.

Yoongi empujó suavemente a Tae hacia la cama, guiándolo con movimientos firmes pero tiernos. Cuando ambos cayeron sobre las sábanas, Tae se detuvo por un momento, admirando a Yoongi con los ojos brillantes. El torso de Yoongi estaba expuesto, su piel pálida brillando bajo la luz tenue de la habitación. Su cuerpo no era el de un modelo esculpido, pero era hermoso a su manera; una suave y esponjosa pancita que le daba un toque adorable y humano. Para Tae, esa pequeña curva en el vientre de Yoongi lo hacía aún más atractivo, más real, más suyo.

-Eres tan lindo, Yoongi- murmuró Tae con esa sonrisa cuadrada que mezclaba ternura y deseo, dejando un pequeño beso en la pancita de Yoongi.

Yoongi rió suavemente, avergonzado, pero con una chispa de felicidad en los ojos.

Sonidos Del Corazón |TaeGi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora