20 de septiembre 2000
Lucas
Le había dado muchas oportunidades a Juanjo, Lucas lo prometía, pero llegaba un momento donde la paciencia se le agotaba y la curiosidad le ganaba a cualquier intento de raciocinio que su mente tuviera. Llevaban casi tres largas semanas compartiendo habitación y no había día en el que Lucas durmiera del tirón, despertado cada noche por los sollozos angustiados de su compañero. No es que le molestara despertarse, que también, es que se encontraba profundamente preocupado por Juanjo, cuyas ojeras parecían intensificarse un poquito más cada mañana.
De puertas hacia fuera, nadie parecía notarlo. Juanjo siempre estaba bien, aunque se sintiera como una puta mierda. La verdad es que el chaval hacía un muy buen trabajo disimulando, tal vez en otra vida fuera actor, dominaba las sonrisas fingidas como si hubiera nacido con una de ellas permanentemente dibujada en sus labios. A veces hasta él mismo se las creía, hasta que el menor desviaba la mirada y adoptaba una expresión distraída, perdido en sus propios pensamientos.
Lucas creía que Juanjo pensaba demasiado, que le daba muchas vueltas a todo, que los días serían más sencillos para él si decidiera dejar atrás esa mochila que se había autoimpuesto. Quería darle una oportunidad de hacerlo por sí mismo pues le desagradaba meterse en los asuntos de otras personas, pero llegaba un punto en el que ya era insostenible. Lo que el muchacho necesitaba es que alguien le tendiera la mano y él estaba más que dispuesto a hacerlo.
Aprovechó una de esas noches de insomnio en las que Juanjo se despertaba sobresaltado, sollozando, como si le estuviera suplicando a alguien que se quedara con él. El uruguayo solía hacerse el dormido para darle intimidad y, sobre todo, tiempo. No obstante, aquella noche fue diferente. Lucas se sobresaltó por los gritos angustiados de su compañero y, antes de que el chaval pudiera siquiera abrir uno de sus ojos, ya se había plantado frente a su cama para cogerlo de la mano. — Juanjo, despierta, tranquilo.
El menor se despertó de forma abrupta, respirando con dificultad como si hubiera corrido una maratón. Una gota de sudor le caía de la frente, que se camuflaba con las lágrimas que le empañaban los ojos. Había sido una pesadilla, la misma que se repetía en bucle desde que estuvo en esa maldita batalla, desde que perdió a Álvaro. El corazón le iba a mil por hora, alterado todavía por el susto que tenía en el cuerpo. Entonces, pareció reaccionar. No se había dado ni cuenta de que Lucas estaba allí, a su lado, tampoco había notado cómo el mayor llevaba un buen rato acariciándole con suavidad sus cabellos mientras le susurraba palabras dulces.
Por un momento se avergonzó, pues hacía mucho tiempo que no le mostraba a alguien ese lado tan débil que luchaba por esconder día a día. Le avergonzaban sus sentimientos, sus reacciones y su forma de llevar el duelo. Si Denna había conseguido mejorar en este año y medio, ¿por qué él no? ¿Acaso era más fuerte mentalmente que él? ¿Y si era su culpa por sentirlo todo demasiado? Millones de preguntas le rondaban la cabeza cuando Lucas volvió a hablar. — ¿Te encontrás mejor, wacho?
Fue entonces cuando desvió su mirada, por fin, hacia el castaño que le hablaba con preocupación. El amable Lucas, siempre con una sonrisa honesta en el rostro, con comentarios ácidos guardados debajo de la manga que le arrancarían una carcajada a cualquiera. Lucas, que se parecía demasiado a Álvaro, pero que no merecía que lo tratara con frialdad e indiferencia. Lucas, que se había despertado todas y cada una de las noches en las que él sollozaba y, aunque pensaba que había sido muy disimulado, en realidad lo había acompañado con su presencia.
— Sí, muchas gracias, Luqui. — Pronunció como pudo aquellas palabras, todavía un poco afectado por la pesadilla que acababa de tener. No supo si fueron los ojos de cachorrito que le dedicó el uruguayo o su ceño fruncido por la preocupación, pero Juanjo en ese mismo momento supo que tenía que sincerarse. Su amigo merecía una explicación, porque lo estaba cuidando de algo que ni él mismo sabía qué era y aún así no se apartó de su lado en ningún momento.
![](https://img.wattpad.com/cover/375646086-288-k651831.jpg)
ESTÁS LEYENDO
vulnera sanentur
FanficVulnera Sanentur es uno de los encantamientos de curación más poderosos del mundo mágico. Se utiliza para sanar heridas graves, detener el sangrado y cerrar cortes. Hay personas que son lo más parecido a un Vulnera Sanentur con patas, que con un abr...