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Siento que me estoy volviendo loco

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Hacer

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Era irónico que, el día en que Ally se adentraria a su mayor pesadilla, aquella que la atormenta todas las noches, sea un día tan precioso, con un cielo cían puro y un sol resplandeciente.

La gamer esperaba en el aeropuerto, tensa. Ellie, Tom, Ashley y sus respectivas parejas la acompañaban. Y, pese al rechazo que ella misma experimentaba por las personas, aceptó su compañía. Era mucho mejor afrontar lo que estaba por afrontar sabiendo que no era la única.

Aunque, en aquella ocasión, estaría solas. No alianzas. No amigos. Sola. Como siempre.

Tranquilízate, estúpida. Tenía dos paquetes de cigarrillos en la mochila. Pese a los intentos de Duncan y compañía para que dejara de fumar, simplemente fue imposible. Ally era toda una adicta.

El típico sonido del anuncio del vuelo inundó todo el aeropuerto. Un vuelo con una sola pasajera. O quizás dos.

Un chico de ropas oscuras y piel algo pálida se dirigía a la zona de abordaje. Ally tragó saliva.

—No estoy lista...— comenzó a temblar.

—Ey, tranquila. Esta bien— dijo Ellie, tomándola de los hombros.

—Para ti es fácil decirlo— susurró. Will no sabía nada, así que debían ser cuidadosos—. Estaban Ash y Tom contigo.

Ellie se quedó callada.

—Si, tienes razón. Pero tú tienes la información. Sabes que errores no debes cometer para tener éxito. Sabes que puedes cambiar el pasado, ya da igual. Y tienes entrenamiento. Creo en ti, Ally. Creemos en ti.

Ally asintió, desviando la mirada. No le había conmovido el discurso de Ellie. Se sentía incapaz de sentir nada. Pero si se sintió más segura. No la iban a martirizar por fracasar. No como ella lo hizo hace poco menos de un año.

—Deseenme suerte— dijo, y agarró su maleta y se dirigió a la zona de abordaje, donde sólo ella y Hunter subirían al avión.

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Ally lloraba desconsolada sobre un colchón. Habían pasado cuatro meses desde la masacre. Cuatro meses... mucho tiempo para algunas cosas, poco para otras.

Solo estaba segura de una cosa: nunca se volvería a enamorar. De nadie. Miró las fotos colgadas en su pared. Era a la vez cruel e irónico que Hunter apareciera en tantas.

Se prometió serle fiel. No le importaba nada. Nunca podría superar ese último beso. Nunca podría ver a nadie de la forma en la que lo vio a él.

Suspiró, limpiándose las lágrimas. Ya no le quedaba nada. Su abuelo, su mejor amiga y su novio.

Todos. Muertos.

Sombras de lo que Fue (OU #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora