INFERNAL ─── fourth wing

( 007 ) ━ the masked ones begin to invoke death.

Una de las actividades favoritas de Rowena. Era volar.

El viento acarició su rostro con fuerza, mientras el frío se deslizó por su piel como una corriente liberadora. Era una sensación indescriptible surcar los cielos y aunque llevaba un buen tiempo en ello, aún no podía acostumbrarse del todo a aquella emoción que nacía en su pecho cuando volaba con Dagda. Y aunque llevaba sus lentes de jinete, decidió cerrar los ojos en el instante en que Dagda rompió la última línea de nubes, dejándolos caer en un abismo de vastedad, donde solo existía la inmensidad de lo desconocido. Rowena se deleitaba en poder surcar los cielos, deslizándose sobre las nubes, donde el aire se tornaba etéreo y ligero. Allí, el horizonte que se extendía sin límites, y los rayos del sol acariciaban las nubes, tiñéndolas de matices relucientes y casi mágicos. Era un rincón del mundo donde solo existían ella y Dagda, donde el silencio reinaba, alejada de cualquier espectro que pudiera perturbar su calma.

Sin embargo, la muerte era un susurro de la tierra, no un eco de los cielos.

Rowena se asomó con cuidado, dejando que su mirada se perdiera en la profundidad del abismo que había bajo ella. Esa mañana, Rowena se despertó antes de que el sol asomara, para encontrarse en secreto con Dagda. Porque luego de un largo tiempo finalmente había terminado su experimento. Experimento en el cual había estado trabajando desde fines de su segundo año y que finalmente podría probar hoy.

━━━ ¿Estás segura de esto, pequeño cuervo? ━━━ inquirió Dagda, dejando entrever un sutil matiz de inquietud en su voz.━━━ Tengo plena fe en tu destreza, pero sería una verdadera desgracia que mi jinete encontrara su destino en una caída contra el suelo.

Rowena bufo ofendida.

━━━ Sería aún más humillante que el formidable Dagda, el temido terror azul, no lograra atraparme en mi descenso.

Dagda soltó un gruñido de molestia, mientras Rowena no pudo evitar esbozar una sonrisa cómplice.

━━━ Y sería igualmente penoso que la ilustre Rowena Sorrengail, cuyo destino está estrechamente ligado al futuro de Navarra, encontrara su final debido a sus alocados experimentos.

━━━ Esto es el futuro.━━━ dijo ella, mientras meticulosamente ajustaba los botones de presión en sus extremos.━━━ Aunque claramente será más útil para unos que otros.

Rowena se levantó con gracia del lomo de Dagda, erguida y ligera, como si el aire fresco y delgado la abrazara. Mientras el imponente dragón azul sobrevolaba un punto fijo, ella se concentraba en los últimos toques de su vestimenta. Fue en ese instante cuando Dagda giró su majestuosa cabeza, dirigiendo su penetrante mirada ambarina hacia ella.  

━━━ Te atraparé. ━━━ fue una declaración contundente de su parte. ━━━ Solo no te estrelles contra el suelo, cuervo.

Esa fue la chispa de confianza que Rowena anhelaba, el impulso que necesitaba para aventurarse al abismo desde lo alto de Dagda. Rowena le guiño un ojo a su dragón y esa fue su señal, para luego lanzarse al vacío con la misma audacia de un nadador que se zambulle en el mar, pero en lugar de las olas, la recibió un viento travieso que la envolvió en un cálido abrazo. El frío y la humedad de las nubes la envolvieron, sumergiéndola en una caída etérea. Su corazón retumbaba con intensidad en su pecho, la adrenalina recorriendo sus venas como un torrente, mientras una verdadera sonrisa iluminaba su rostro. El potente rugido de Dagda resonó en el aire, haciendo que Rowena colocara sus brazos a los costados de su cuerpo. Estaba cayendo en picada y si ella fuera un ser humano normal, no un jinete de dragón portador de un sello y de magia menor, probablemente se hubiera muerto en la mera caída. Pero este armamento, el cual había diseñado, era para los jinetes. Justo cuando su dragón se acercó a ella en medio de la caída y el suelo parecía apresurarse a recibirla, Rowena activó los botones de presión de su traje de jinete. Un tejido que se había adherido a sus piernas y brazos se desplegó sin esfuerzo, permitiéndole extender los brazos. El viento la envolvió, elevándola hacia atrás como si fuera un pájaro liberado, y comenzó a deslizarse en un elegante planeo.