HERENCIA DE SANGRE Y MAGIA (HEREDERA MALDITA I)

CAPÍTULO 5

Era evidente que mi presencia había interrumpido una conversación, pero no me esperaba encontrarme a nadie más. Intercambié un par de miradas con mis padres y después con el desconocido.

- Cielo, él es Derek Schwarz. El hijo de un amigo nuestro. 

Derek se levantó del sillón. Era casi de la estatura de Dani, tal vez un par de centímetro más alto. Y visiblemente más corpulento. Vestía como un chico cualquiera: Unos vaqueros claros, una camiseta beige y una cazadora verde. Calzaba unas zapatillas oscuras, de un estilo más deportivo que casual. Su pelo castaño estaba ligeramente revuelto. Sus ojos de un azul intenso eran magnéticos, pero algo en ellos me resultaba inquietante. No podía describirlo con palabras pero algo en él era... diferente. Y no en el buen sentido, precisamente. Así pues mantuve la guardia alta sin moverme.

- Siéntate con nosotros. – mi madre dio unas palmaditas en el sofá a su lado, mi padre, por su parte se levantó para que pudiera ocupar su lugar y se puso junto al recién llegado. 

En cuanto me senté junto a mi madre, Derek se dirigió a la ventana colocándose de tal forma que podía ver ambas escenas. Tanto fuera como dentro de casa. Como un centinela vigilando la calle, en busca de algo o alguien, se cruzó de brazos centrando su atención en el exterior.

- ¿Que pasa aquí? - pregunté desconcertada. No podía apartar la mirada del extraño individuo que estaba en la ventana como un perro guardián.

- Ha llegado el momento de que te contemos la verdad sobre tu origen. Sobre tu pasado y sobre quién eres en realidad. – las manos de mi madre habían empezado a temblar. Tras un largo y controlado suspiro retomó la palabra – debes saber que nosotros no somos tus verdaderos padres. - hizo una pausa - Nos confiaron tu cuidado y protección poco después de tu nacimiento. Íbamos a contártelo cuando cumplieras dieciocho, pero los recientes... acontecimientos no nos han dejado más alternativa - su voz tembló - creíamos que tendríamos más tiempo... - estaba a una palabra de llorar.

- ¿De qué va todo esto? – mi corazón empezó a latir a mayor velocidad. – ¿papá...? - miré a mi padre en busca de alguna explicación.

- Escucha a tú a madre... - su voz también tembló ligeramente.

- Necesitamos que confíes en nosotros, y que nos hagas caso, ahora más que nunca. – el temblor de sus manos se agravó – fuimos unos ilusos al creer que podríamos mantenerte al margen de todo esto... - se tragó el sollozó y continuó – tus padres nos pidieron que te llevaramos lejos hasta que las cosas se calmaran... Te trajimos aquí lejos del conflicto y esperamos a recibir la orden de volver. Pero con el paso del tiempo supimos que algo no iba bien. Intentamos contactar con ellos, pero nadie supo darnos una respuesta. Tomamos una decisión y creamos una red segura en donde pudieras crecer y pasar desapercibida... 

- Espera, espera... - parpadeé varias veces y me levanté nerviosa. El movimiento llamó la atención de Derek. – nada de esto tiene sentido. ¿Protegerme? ¿De quién? ¿Y él que tiene que ver con todo esto? – las preguntas y el miedo empezaron bullir en mi interior.

- Estoy aquí para llevarte de vuelta. – habló con seriedad. Yo lo fulminé con la mirada. Busqué en la mirada de mis padres un reproche, algo que lo contradijera, pero lo único que veía era tristeza y un profundo dolor. – ellos han cumplido con su deber. A partir de ahora yo seré tu Guardián.

Si creían que me iba a conformar con aquella locura de explicación sacada de la nada estaban muy equivocados. 

- No pienso ir a ninguna parte - lo miré de arriba abajo con desprecio - mucho menos con él. – la sangre me hervía. Mis propios padres, querían que me fuera con un completo extraño, así por las buenas, sin mayor explicación que la de un montón de incoherencias apresuradas. ¿Me habían mentido durante toda mi vida? ¿Y ahora que había tomado un rumbo para mi futuro, resulta que tenía que dejarlo todo atrás? Ni en broma.