Cinco: La tentación

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Miércoles de ceniza.

Ese era el motivo por el que todas esas personas estaban reunidas en aquel templo.

Este día daba inicio a la cuaresma que son las seis semanas de penitencia antes de la tan esperada fiesta llamada pascua.

Tom estaba parado en el altar con sus manos juntas mientras prestaba atención a las palabras del sacerdote.

Bueno, mucha atención no estaba prestando ya que su mente daba vueltas y vueltas sobre el mismo tema.

Hace dos días que venía así.

Ese muchachito le había robado el sueño y ahora por las noches no podía conciliarlo y por el día debía mantenerse despierto si o si.

Se sentía muy mal. Había pecado y ahora ¿Cómo le diría al eso al padre Miller al momento de recibir el sacramento de la reconciliación?

Sus manos temblaban y para su suerte nadie parecía notarlo. Pero aún así sentía la mirada de todos sobre él.

Recordar lo que había hecho lo hacía sentir culpable.

No solo porque había besado a un hombre sino también porque había correspondido sacando un lado suyo que ni el sabía que existía.

Había besado a Bill con tanta pasión que casi le arrancaba sus prendas.

Y eso lo hacía sentir peor. No era correcto. Su religión no lo permitía.

Tom no se catalogaba como homofóbico ni nada de eso. Pero si le daba un poco de "cosa" ver a ese tipo de personas. Y ahora no sabía como catalogarse al admitir que le había gustado aquel beso.

Recuerda también como salió corriendo luego de que el pelinegro haya metido sus manos por debajo de su suéter.

Hace dos días que se venía sintiendo sucio.

Y ahora sentir tantas miradas sobre él lo asustaba. Como si todas esas personas supieran su sucio secreto.

Y para empeorar, en el fondo de aquella iglesia, en uno de los bancos, unos faroles lo observaban fijamente. En ningún momento le quitó la vista de encima y eso provocaba que sintiera como todo el calor subiera por su flacucho cuerpo.

Intensos. Su color marrón era mucho más intenso.

y aquellas pupilas estaban dilatadas.

tragó en seco y decidió concentrarse en la ceremonia.

-La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un "hábito penitencial" para recibir el sacramento de la reconciliación el jueves santo. -comenzó a hablar el sacerdote mientras le hacía señas a Tom para que trajera la pequeña cajita que contenía la ceniza. -La ceniza representa la penitencia y nos recuerda a nosotros, los cristianos, nuestro origen y fin. Ahora, proseguiremos a imponer las cenizas sobre aquellas personas que así lo deseen.

Tom no oía nada. Estaba ido pero aún así intentaba recuperar la compostura pero tener la mirada de aquel chico sobre él lo ponía nervioso y no podía armar una escena en medio del altar.

-Tom, las cenizas. -volvió a repetir el padre Miller y por fin el de rastas reaccionó.

-Si, lo siento. -contestó en voz baja con vergüenza y le entregó una de las cajitas al sacerdote.

-Ahora, formando dos filas, Tom y yo haremos la imposición de las cenizas. recuerden decir el nombre para que este símbolo sea más profundo. -explicó el sacerdote y luego bajó del altar poniéndose frente a este.

𝙍𝙚𝙡𝙞𝙜𝙞𝙤𝙪𝙨 𝙗𝙤𝙮✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora