Seis: Caíste

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-¡Hijo de puta! ¡me asustaste! -exclamó el pelinegro con sorpresa mientras se colocaba su playera que cierto Tom le había quitado.

-¡Debieron haber visto sus caras! -el muchacho de cabellos largos no dejaba de reír una y otra vez al ver como los dos adolescentes estaban hechos unos tomates y sus expresiones reflejaban miedo.

-No vuelvas a joder con eso de nuevo, Georg. -recriminó el de ojos marrones con molestia.

Mientras tanto, Tom tenía la cabeza gacha y estaba muy avergonzado. Cayó en la realidad y aquel sentimiento de culpa volvía para apoderarse de su mente.

-Así que... ¿este es el chico del que tanto me hablabas? -inquirió Georg.

-¿Qué le dijiste sobre mi? -Tom por fin habló y levantó su mirada conectándola con la del pelinegro.

-Nada del otro mundo, Tommy. Solo que me parecías sumamente atractivo. -contestó como si nada Bill y salió del cubículo.

Tom tragó en seco poniéndose aún más rojo ante aquella respuesta e imitó la acción del pelinegro.

-Queridos, entiendo que estaban con las hormonas por las nubes, ¿pero aquí? ¿en serio? huele horrible, ¿acaso quieren contraer sida? -bromeó el castaño mientras soltaba risas. Pero la pareja de adolescentes no emitió ni "mu". -¡Que descortés de mi parte! ¡no me presenté! Georg, Georg Listing, cariño. -volvió a hablar el muchacho mayor que ellos a la vez que estrechaba su mano con Tom.

-To-tom Kaulitz. -respondió cortesmente estrechando su mano con el tal Georg notando como este tenía algunos anillos en las falanges proximales de sus dedos.

-¡Ay, Billy, es un amor! -expresó Georg con emoción y soltó un pequeño chillido.

-Si, si, lo que tu digas. -contestó el pelinegro rodando los ojos. -¿qué hacías por aquí? te dije que esperaras en la puerta de la iglesia. -preguntó aún molesto ya que su amigo había interrumpido aquel "momento" que estaba a punto de tener con el chico más alto

-Oh si, lo olvidé, lo siento. Es que tus padres me dijeron que ya nos íbamos. ¡Tengo hambre, Bibi!

-No vuelvas a llamarme así, ¿escuchaste? -espetó Bill.

-Ya, ya, lo siento. ¡Pero vamos, apúrate! ¡estoy muriendo de hambre!

-Diles que ya voy, que estoy descompuesto. Inventó una excusa para que el castaño le dijera a los señores Trumper.

-Perra astuta. Está bien, pero no te tardes. Adiós, Tom, un gusto conocerte. -saludó Georg y luego salió de los baños dejando de nuevo a los dos adolescentes solos.

-¿En qué estábamos? -preguntó con picardía el pelinegro acercándose una vez más a Tom quien tenía la mirada perdida pero que aún así reaccionó.

-Bill... no... no podemos... -esquivó los labios del contrario y suspiró.

-¿Ahora recién me dices eso? ¿Cuando casi me desnudas? -se defendió molestándose por las actitudes de Tom.

-¡No estaba pensando con claridad! -exclamó nervioso y suspiró. -Bill... eres un hombre... s-soy un hombre... no pode-

-Oh no, no vengas con las estupideces de tu tonta religión. ¿ahora eres homofóbico? ¿después de que nos besamos y estuvimos a punto de hacerlo aquí mismo? ¿qué hubieras hecho si esto realmente hubiera pasado? ¿eh? contesta.

El ambiente estaba volviéndose cada vez más tenso y eso ambos podían sentirlo. La calentura que antes estaba presente se había esfumado por completo para ser reemplazada por la tensión que se había generado entre los dos.

𝙍𝙚𝙡𝙞𝙜𝙞𝙤𝙪𝙨 𝙗𝙤𝙮✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora