Capitulo 23.

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Pasaron las semanas.

Asistieron a sus sesiones de terapia una vez por semana y a la fisioterapia de Malia dos veces por semana. Kylie volvió a trabajar a regañadientes ante la insistencia de Malia, pasando el menor tiempo en la oficina.

A medida que pasaba más tiempo Malia sin sentir sensación en las piernas, se volvió cada vez menos optimista, intentó enmascarar una sonrisa en su rostro y una falsa positividad por el bien de Kylie, lenta pero segura, su esperanza de volver a caminar estaba disminuyendo.

A pesar de su falsa positividad y el progreso que lograron en la terapia, las cosas aún eran difíciles. Discutieron cuando Malia se frustró consigo misma y Kylie intentó calmarla. Malia gritaba, dejando escapar trece años de ira y frustración que había guardado en silencio muy dentro de ella.

Todavía hablaba mucho con sus manos, un hábito que aún no había tenido tiempo de romper.

Kylie la dejaría desahogarse, sabiendo lo importante que era para Malia poder expresarse en voz alta. No importa cuan frustrada se sintiera, nunca intentaría silenciar a Malia, sabiendo de primera mano lo que era ver su lucha por estar en silencio.

Sin embargo, incluso cuando peleaban, no duraba mucho. Nunca se iban a la cama enojadas, y se disculpaban mientras se acurrucaban en la cama, razonaban entre ellas y trabajaban en su frustración.

Sin embargo, no todo fue malo. Las pesadillas de Kylie se detuvieron y ella aprendió a dejar de lado su culpa, Malia se relajo más cuando Kylie se empezaba a cuidar mejor, tambien dejó de tratarla como si fuera frágil. La terapia les había ayudado mucho, se reían más y las cicatrices que contenían dentro se curaron. Malia salía de la casa con más frecuencia, por otras cosas que no fueran terapia y asesoramiento, pasaban más tiempo en pareja.

——☆——

Era jueves y Kylie estaba en la oficina.

Se había ido a casa a la hora del almuerzo para ver cómo estaba Malia, le había llevado un sandwich y algunas flores. A este ritmo, se sorprendió de que el florista tuviera algunas plumerias restantes, Ivory ya estaba allí, con su propio almuerzo. Todas habían comido juntas, charlando sobre su mañana mientras se sentaban alrededor de la mesa de Kylie.

Cuando Kylie se fue, Malia había estado bien, sentada frente al televisor con un libro y su café, Ivory se sentó al lado de Malia, pasando los canales. Kylie se había despedido de Malia con un beso, prometiendo llevar un curry camino a casa desde el trabajo.

Escribiendo en su teclado, Kylie fue interrumpida por su teléfono vibrando. El nombre de Malia luminó la pantalla y Kylie sonrió mientras respondía. Le encantaba poder escuchar la voz de Malia mientras estaba en el trabajo, ella no había tenido la libertad de esto antes.

— Hola cariño. — dijo Kylie tan pronto como la llamada se conectó.

Su felicidad rápidamente se convirtió en pánico cuando escuchó los sollozos de Malia al otro lado Kylie se levantó de su asiento.

— Malia, ¿Qué pasa? — Kylie entró en pánico, luchando por encontrar su abrigo y su bolso.

— Sólo estaba tratando de bañarme. — los sollozos de Malia pasaron por el otro extremo. — No puedo levantarme.

El corazón de Kylie saltó a su garganta cuando salió de su oficina y se dirigió directamente al elevador, presionando el botón de la planta baja. Podía escuchar la de respiración de Malia mientras lloraba, se escuchaba que trataba de contener las lágrimas.

— Estoy en camino, no entres en pánico, ya voy. — dijo Kylie, con la voz temblorosa mientras ella misma entraba en pánico.

Su conductor ya estaba esperando afuera, Lety llamó por teléfono y se lo hizo saber en el tiempo que le tomó a Kylie llegar a la planta baja. Se apresuro a salir del edificio y lo rechazó mientras él intentaba abrirle la puerta.

Señas | KyliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora