Era mitad del verano, dos años después del día en que Kylie vió por primera vez a Malia.
No el primer día que se conocieron, pero era la primera vez que Kylie entró en la biblioteca y vió a Malia apilar libros entre los estantes. Malia no sabía el significado de este día, ella era ajena mientras cantaba en voz alta junto con la radio mientras conducía.
Sorprendentemente, ella era una buena cantante, y Kylie sonrió mientras la miraba detrás del volante. Hace unos meses, Malia había obtenido su licencia, finalmente superando la barrera final en su miedo, los autos.
El sol cayó sobre ellas cuando dejaron la ciudad detrás de ellas. Era la mitad del día y tenían un largo camino por recorrer.
— Estás mirándome de nuevo. — dijo Malia, volteandosé para mirar a Kylie. Sus lentes cubrían sus ojos, pero Kylie sabía que se arrugarían en las esquinas.
— Me gusta mirarte. — le dijo Kylie, levantando una de las manos de Malia del volante y besándola en la parte posterior. Malia puso los ojos en blanco, sonriendo ampliamente mientras se concentraba en el camino.
— Entonces, ¿Cuándo vas a decirme a dónde vamos? — Malia preguntó, levantando una ceja y volteando la cabeza ligeramente en dirección a Kylie.
— Te lo diré cuando lleguemos allí. — sonrió Kylie, asimilando la expresión frustrada de Malia.
Fue una sorpresa, algo que había planeado para Malia porque sabía que lo disfrutaría, aunque Kylie no lo hiciera.
——☆——
Les llevó horas.
Condujeron por el desierto, disfrutando del calor del sol mientras conversaban y Kylie escuchaba a Malia cantar cada vez que se escuchaba una canción que le gustaba.
Todo estaba bien en el mundo, y ninguna de las dos quería estar en ningún otro lado. Era dificil imaginar que hace dos años, Kylie tenía miedo de apegarse, de amar a alguien, Malia no podía hablar y no había podido superar el trauma de su infancia. Parecía que a Kylie la habían hecho amar a Malia, bañarla de amor y afecto, y en estos días Malia hablaba sin parar, llenando cada silencio con su burbujeante charla. Kylie apenas podía recordar una vida sin la voz de Malia en ella.
Cuando llegaron, Kylie sospechaba que era tres tonos más blanca, y ya temía su decisión. Estaba tan asustada y tal vez un poco nerviosa cuando se detuvieron donde le indicó. Salieron, estirando las piernas después de estar sentadas en el auto por tanto tiempo.
— ¿Ahora qué? — Malia preguntó, mirando el paisaje sin rasgos distintivos. Había algunas rocas gigantescas a cien metros de distancia, y mucha arena, pero además de eso no había nada.
— Por aquí. — dijo Kylie, tendiéndole la mano para que Malia la tomara.
El sol brillaba en el horizonte cuando Kylie las condujo hacia las rocas, la puesta de sol estaba casi a la mano. La vista era espectacular, sin nada que las interrumpiera.
Las rocas se hicieron más grandes cuanto más se acercaban, y con cada paso Kylie se ponía más nerviosa. Ella agarró con fuerza la mano de Malia, buscando consuelo y tranquilidad. Ella nunca dejaría que le pasara nada malo.
De cerca, las rocas eran fácilmente de cien pies de altura, proyectando sombras gigantes, que fueron bienvenidas después del abrasador calor del sol. Aún así, Kylie las condujo hacia adelante y las sacó del otro lado de las rocas.
Malia se protegió los ojos del sol y dejó escapar un grito de sorpresa cuando vió la vista. A una docena de metros de distancia, un hombre estaba parado junto a un globo de aire caliente medio inflado, la fuente del miedo y la ansiedad de Kylie.
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Señas | Kylia
FanficCuando Malia tenía 12 años sufrió un accidente automovilístico en el que lamentablemente fallecieron sus padres. Desde ese día no habia dicho una palabra. Trabajando como bibliotecaria en Seattle, Malia conoce a Kylie Cantrall, y por mucho que quier...