Sus seis ojos eran siempre un fastidio, sin embargo ahora entendía mejor que nuncala razón por la cual pese a ser tan importante en el mundo de la hechicería, a el mas que a nadie se le impedía tomar alcohol.
La cabeza le dolía y sus sentidos percibían todo con mayor intensidad, así, sin ánimos de seguir sintiéndose como la mierda decidió que iría a buscar a Shoko, despues de todo, ella seguro podía quitale esa resaca.Se levantó con pereza de la cama, se lavo la cara y tomo rumbo a la habitación de su amiga, sin embargo, mientras caminaba, un agradable aroma a café se coló en sus fosas nasales, venía de la cocina, aún era muy temprano así que en teoría no debería haber nadie ahí, pero claro él sabía que aquel olor a café solo podía crearlo la receta especial de su persona favorita, sin embargo a su gusto se veía fatal y nadie quiere que la persona que le gusta lo vea luciendo terrible, así que siguió con su camino, ya de regreso pasaría a verlo.
Shoko resultó de gran ayuda, pero claro, debía burlarse un poco de el y su estado a cambio de sus servicios. Satoru no entendía el porqué de sus comentarios y miradas, pues poco, por no decir nada, recordaba de la noche anterior, solo esperaba no haber hecho nada estúpido.
Regresó a la cocina sintiéndose renovado y listo para ver a Suguru, sin embargo éste ya no se encontraba ahí, Satoru, algo decepcionado, entró de igual modo, encontrándose una taza de café con leche, un par de tostadas y un poco de fruta picada con crema batida y granola con una nota a su lado.
"Sabía que vendrías luego de ver a Shoko, tuve que salir pero dejo algo para ti, no es bueno que vayas por ahí con el estómago vacío, tengo que hablar contigo de algo importante así que te veo en nuestra heladería favorita a las 11. Cuídate y no llegues tarde.
Psdt: el café y la fruta estan justo como te gustan, no le agregues nada mas, ok?"
El corazón de Satoru se aceleró y a sabiendas de que no había nadie cerca se permitió abrazar la nota y soltar un gritito de felicidad, Suguru era sin duda el amor de su vida, estaba seguro, se sentía tan feliz, cada detalle, cada pequeña pelea, cada minuto a su lado, todo, absolutamente todo, lo hacía sentirse cada vez mas enamorado y esperaba algun día poder expresarselo.
Así con el sentimiento llenandole el alma, tomó su desayuno gustoso, Suguru tenía razón, todo estaba tal y como le gustaba. Una vez terminó recogió y comenzó a alistarse, no sabía que era lo que Geto le diría pero estaba ansioso y no quería esperar más.
・
Geto se encontraba sentado leyendo un panfleto, esto con el afán de matar el tiempo y mantenerse tranquilo, aunque en realidad no le estaba funcionando muy bien. Ya eran las 11:05 y Satoru aun no llegaba, Suguru lo conocía y sabía que no siempre era puntual, pero en ese momento y debido a las circunstancias y a lo ocurrido se sentía ansioso ¿Satoru le dejaría plantado? ¿Lo evitaría? ¿Se distanciarian? Mil y un preguntasse arremolinaban en su mente haciéndolo angustiarse por cosas que aún no sucedían, sin embargo todos sus pensamientos y sentimientos negativos se disiparon cuando las manos del albino que tanto adoraba lo soprendieron cubriendole los ojos.
—Adivina quien soy!— exclamó jugueton el peli blanco
—Ummm, no lo se, ¿Nanami?— bromeó el pelinegro
—¿Acaso me oigo como un emo deprimido?— exclamó con fingida indignación mientras descubría los ojos del otro y asomaba su rostro al lado del de Geto.
Suguru reía por el comentario ajeno, sus ojos se achinaron aun mas evitando ver la posición en la que se encontraban. Cuando su risa cesó Geto abrió se encontró con el cuadro mas hermoso de todos, Satoru se encontraba mirándolo fijamente, Suguru se sentía hipnotizado, aquel par de ojos que parecían aprisionar al cielo y al mar lo veían con una intensidad que le erizaba la piel y el alma, sentía que el otro podía ver todo de él solo con mirarlo y eso le aterraba pero al mismo tiempo le encantaba.
“¿Será que ya descubrió cuanto lo amo?” pensó de forma fugaz y la sola idea de que así fuera lo hizo sonrojar haciéndole apartar la mirada. Aunque claro, no fue el único, pues Satoru tampoco aguanto más, el sonido de la risa de Suguru era hipnotico, se sentía como una canción de cuna, le hacía sentir feliz, cálido, en casa y esa sensación para alguien que lo tenía todo y a la vez nada, era lo más hermoso y reconfortante que podía existir.Una vez que ambos lograron controlar sus sonrojos procedieron a pedir sus respectivos helados y entre risas y pláticas sin sentido salieron del establecimiento.
Satoru no entendía bien lo que estaba sucediendo, Suguru lo llevó a sus sitios favoritos, desde la heladería, el parque, un acuario e incluso al cine y luego a comer. No es que al albino le molestara, de hecho le encantaba recibir la atención del otro, amaba sentirse querido y escuchado, pues estaba seguro que nadie en el mundo recordaría tan bien todas y cada una de sus cosas y lugares favoritos,pero era raro, sentía a Suguru ligeramente nervioso y eso le preocupaba.
—¿Está todo bien Suguru?— finamente se atrevió a preguntar
—Claro Satoru, todo está de
maravilla— dijo sonriéndole para posterior a ello soltar un suspiro —Se que es algo tarde, pero ¿me acompañarías a un último sitio? Quiero mostrarte algo—Por supuesto
Ambos caminaron en silencio durante unos minutos, lo cual era extraño pues rara vez se callaban, sin embargo ésto no molestaba a ninguno, era un silencio cómodo acompañado solo por los sonidos a su alrededor, estaban a las afueras de la ciudad, así que el bullicio había quedado atrás envolviendolos en una agradable burbuja.
Mientras avanzaban sus manos rozaban de vez en cuando y aunque ambos querían tomar la mano del otro por pena se detenían. Así, pronto llegaron a el sitio que Geto quería.Satoru estaba maravillado con la vista, era un lindo mirador.
—Es hermoso no es verdad?— preguntó el pelinegro, y aunque el panorama era precioso, Satoru concluyó qué nada era mas hermoso que Suguru
—Si, lo es— dijo mirando fijamente a Geto.
El pelinegro sintió la mirada de Satoru, sin embargo no lo miro de regreso, pues sabía que de verlo se perdería en sus ojos, así que continuó.
—No sé si lo recuerdas, pero en nuestra primera misión en conjunto nos perdimos y terminamos aquí— dijo sonriendo ante el recuerdo —No se si errs consciente de lo que pasó anoche pues ya estabas muy perdido cuando fui por ti, pero yo si lo recuerdo, y necesitaba serciorarme— Suguru suspiró y con ello tomó el valor que le hacía falta para continuar —Satoru, te amo, y no se si lo crees o no, pero llevo mucho tiempo sintiendo esto y ayer que me pediste salir contigo me sentí muy feliz, sin embargo no sabía si solo era producto del alcohol o si en verdad sientes algo por mi.
Nuestro trabajo requiere que pongamos la vida en riesgo constantemente, es por ello que no quiero vivir con arrepentimientos, si no sientes lo mismo por mi lo entiendo, no tienes porque aceptar mis sentimientos, pero...Ni siquiera pudo concluir pues Satoru se abalanzo sobre el dándole un beso en los labios, callando cualquier cosa que el otro pudiese decir
—No recuerdo nada, pero si de algo estoy seguro es de que también te amo— exclamó Satoru mirándole con mucha ternura y amor —gracias por hacerme tan feliz, Suguru Geto, mi novio
・
“Satoru deja de moverte harás que ambos caigamos”
“Prometeme que no te iras, promete que no me dejaras”
“No lo haré si tu no lo haces”
“Bien, entonces a partir de hoy eres mi novio, si somos novios algún día seremos esposos y entonces nunca nos alejaremos el uno del otro, porque te amo Suguru Geto, te amo muchísimo y no quiero vivir en un mundo donde no estes tu".
“Yo también te amo Satoru Gojo, mi novio"
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Flufftober ・SatoSugu
FanfictionReto de la página #esdefanfics y que de verdad quiero intentar. No se si podré subirlos todos, pero lo intentaré, ojalá sea de su agrado 🖤🤍