Flufftober ・SatoSugu

D4・ Encuentro

"Búsquenlo! No debe estar lejos"

Escuchó decir a uno de sus cuidadores mientras se escondía entre las hojas de un frondoso árbol.

Tenía tan solo seis años y ya estaba completamente agotado, ser el usuario de los seis ojos era realmente un fastidio, entre halagos forzados, miradas de envidia, entrenamientos y clases, Satoru Gojo se sentía realmente asfixiado por lo que aprovechando su cambio de residencia, decidió escapar aunque sea unas horas, necesitaba un respiro y fue la única manera que encontró.

Cuando sintió a todos alejarse nuevamente comenzó a correr colina abajo, tenía entendido que no demasiado lejos se hallaba un pueblo pequeño, estaba seguro que podría encontrar algo interesante.

...

La tarde calló y Satoru finalmente diviso el pueblo, sin embargo antes de llegar se detuvo.
En un pequeño claro apartado de todo observó a un niño de negros cabellos que jugaba con un perro, Satoru lo notó de inmediato, aquello no era un animal normal, era un espíritu maldito y ese niño posiblemente no tenía idea, era claro que corría peligro así que sin pensarlo corrió hacia el con toda la intención de exorcisar a esa cosa, sin embargo su plan no salio como esperaba pues el niño sintió su presencia y captándolo como una amenaza arremetió expulsando a algunas maldiciones de 2o y 3er grado.
Satoru quedó completamente sorprendido y no pudo reaccionar recibiendo unas cuantas heridas por parte de aquellas cosas. El niño pronto notó que solo se trataba de otro niño y asustado retiro a sus maldiciones.

—Lo siento mucho, de verdad, no quise hacerte daño, esque... — no sabía si hablar o no, después de todo nadie le creía cuando hablaba de hechicería —Olvídalo, ¿Estas bien?— preguntó realmente preocupado extendiendo su pequeña manita al peli blanco.

Gojo se quedó observandolo unos segundos, solo era un niño, igual que el, y aún con eso podía sentir el gran flujo de energía que emanaba.

—Si— respondió e inmediatamente intento levantarse, sin embargo no pudo pues al caer sin el infinito activado su tobillo se había torcido. Satoru se quedó preplejo, nunca le había pasado algo así, usualmente nunca salía herido y aún con eso el niño frente a el había logrado tomarlo por sorpresa y lastimarlo.

—Ay no puede ser, te lastimé!— gritó asustado el otro niño —De verdad lo siento mucho, déjame ver— exclamó incandose para revisar el tobillo del albino.

Satoru no entendía porque dejaba que aquel niño se acercara a el con tanta confianza y se vio aun mas extrañado cuando dejó qud el otro le tocaste.

—No te asustes, lo voy a sobar como me enseñó mi papá— dijo comenzando a dar pequeños masajes al tobillo del albino y luego generando ligeros movimientos en el mismo para de a poco devolverle la movilidad y neutralizar un poco el dolor.

Gojo estaba sorprendido por la delicadeza y ternura con que el menor lo trataba, nadie lo había tratado así, incluso cuando salía herido en un entrenamiento se le decía que debía aprender a lidiar con ello solo.

—Intenta mover tu pie tu solo porfavor

Satoru obedecio en silencio dándose cuenta de que las atenciones del otro fueron efectivas pues ya no le dolía.

—Ya no me duele tanto, gracias— habló tímidamente.

El pelinegro no contento con su respuesta se levantó dejando un pequeño beso en la frente del peli blanco

—¿Ya te sientes mejor?

A Satoru se le subieron los colores a la cabeza por aquella acción tan repentina y no pudiendo con su pena corrió despavorido de regreso dejando a un Suguru Geto confundido.