5 años, 5 años llevaban juntos, habían pasado por cosas no tan buenas, buenas y extraordinarias, asumiendo cada reto y reforzando su cariño cada día que pasaba.
Para nadie era un secreto que el unigenito del clan Gojo tenía una relación con el hijo mayor del clan Geto, y aún con eso, sus respectivas familias eran las unicas que no querían ver la realidad de su relación, cosa que a ninguno de los dos le molestaba, despues de todo mientras ellos fueran conscientes del amor mutuo que se tenían, lo que dijeran los demás no era relevante. O eso creía hasta que la matriarca de los Gojo llegó con un mensaje para su hijo.
-Cariño, estas por cumplir los 30, es momento de que dejes de jugar y asumas tu rol como lider del clan- a Satoru no le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación, sin embargo se limitó a escuchar -Hemos encontrado al compañero perfecto para ti, su nombre es Yuji, es un omega del clan Itadori, su unión se concretará en un par de meses, espero que pongas tu vida en orden para ese entonces.
-Entiendo madre- exclamó Satoru -Hablaré con Suguru, todo estará resuelto en poco tiempo, compermiso
La madre del albino suspiró aliviada, su hijo finalmente sentaría cabeza y terminaría con esa farsa, después de todo, era claro que dos alfas no podrían estar juntos por siempre.
Por otro lado, Satoru, que ya sospechaba de los movimientos de su familia, se dispuso a llamar a su pareja.
-Cariño, ¿qué has decidido, las montañas o el mar?- preguntó tan pronto la llamada fue atendida.
-Sabes que el calor no es mi fuerte amor, definitivamente las montañas- contestó a sabiendas de lo que esa pregunta significaba.
-¿Tienes tiempo este fin de semana?
-Depende, a donde me llevarás?
-Es una sorpresa.
...
Llegó el fin de semana y ambos partieron a lo que sería su nuevo hogar.
Al llegar Satoru le mostró a Suguru lo que llevaba meses planeando: una hermosa casa que combinaba lo rústico con un toque vanguardista, amplia, llena de luz, con muchas plantas, una vista preciosa y rodeada de vegetación; cada espacio era único y perfecto para ambos, y Suguru no podía sentirse más fascinado, su novio había recordado todos y cada uno de los detalles que el había mencionado. Sin embargo, una duda invadía su corazón.
-Te han encontrado pareja, no es verdad?
-Si
-Estás seguro de esto, estas seguro de que esto es lo que quieres? Eres consciente de que abandonarás a tu familia?
Suguru amaba a Satoru con el alma entera y sabía que era mutuo, sin embargo no quería que algún día el peso de sus decisiones le afectara, por ello debía hacer que Satoru pensara bien las cosas y tomará la mejor decisión para su vida, aún cuando esa decisión no lo incluyera a él. Pero claro, Satoru ya era completamente consciente de la situación.
-Totalmente- respondió con seguridad sujetando las manos del contrario y pegando sus frentes -Suguru, tu eres mi familia, no necesito a nadie más si te tengo a ti, eres mi mundo entero, y si ellos no están dispuestos a verlo, entonces no los necesito.
El pelinegro se enternecio por aquéllas palabras e incapaz de contenerse lo beso.
-Te amo Satoru
-Y yo a ti, Suguru
...
El clan Gojo organizó una cena con el clan Itadori, a tan solo un mes de la boda, creían prudente presentar a los futuros esposos, sin embargo, Satoru no se presentó.
Su madre, furiosa por el retraso, fue en busca de su hijo, sin embargo, al llegar a su alcoba lo único que encontró fue su teléfono junto a una pequeña nota que decía:
"Lamento no ser lo que esperaban, lamento no poder amar a quien eligieron para mí, y lamento aún más el que no quieran ser partícipes de mi felicidad al lado del hombre que amo, cuídense mucho. Adiós"
Las lágrimas escurrieron por los ojos de la mujer, su hijo se había ido y tal vez no lo volvería a ver. Se lamentaba y se regañaba a si misma, debió verlo venir, Satoru había estado demasiado tranquilo las últimas semanas, ese no era un comportamiento normal en su hijo.
Por otro lado, en el comedor otra carta fue entregada.
"Itadori Yuji, mis más sinceras disculpas, no era mi intención faltarles al respeto a ti o a tu clan, pero simplemente no puedo traicionar al amor de mi vida, se que lo entenderás. No te conocí, pero ojalá tu también encuentres quien te haga tan feliz como mi ahora esposo me hace feliz a mí. Adiós"
Yuji dobló la carta con cuidado y sonrió
"Gracias, joven Gojo"
...
Mientras tanto, lejos de todos los problemas y el bullicio, dos alfas acomodaban sus pertenencias hasta que "Die with a smile" inundó toda la casa.
-¿Bailamos?
Suguru observó la mano de su ahora esposo y feliz enlazo sus dedos aceptando su invitación. Ambos se balanceaban por todo el lugar, tropezando algunas veces por las cajas aún llenas que no habían terminado de guardar, riendo mientras sus cuerpos retomaban el ritmo.
La música aún no se detenía, y ahí en medio de lo que era el inicio de una nueva etapa en sus vidas Gojo se atrevió a hablar.
-Eres mi luz en medio de la oscuridad Suguru- declaró el albino.
Por otro lado, Geto, que no podía con la felicidad en su pecho decidió expresar también su sentir.
-Tu eres mi lugar seguro Satoru, mi primera y única primavera cálida.
"Te amo"
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