D8・ Aquí y Allá

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El fin de semana finalmente llegó, y luego de largos días de trabajo Suguru por fin pudo descansar. Iba caminando tranquilo por la calle, aquel día lo habían dejado salir temprano así que decidió estirar las piernas un rato. Todo era perfecto, el viento era fresco y el cielo azul tenía hermosas nubes blancas, aquel hermoso paisaje le hizo pensar de inmediato en su persona favorita, deseando que este estuviese a su lado disfrutando de la tarde.

De la nada su celular comenzó a vibrar, su pantalla iluminada enmarcaba el nombre de la persona en la que estaba pensando y la idea de que estaban "conectados" le hizo emocionarse. De cualquier forma atendió y ocultando su emoción habló.

—Satoru

—Suguruuu, dónde estás?

—Cerca del parque que está por el trabajo, porque?

—Espérame ahí, ya llego.

Y colgó, Suguru se sorprendió, sin embargo estaba más que encantado con el hermoso detalle que el día le había regalado, parecía que la vida le daba pequeños regalos cuando se trataba de Satoru y eso lo hacía feliz.

El pelinegro se sentó en una banquita y esperó, pronto vio a una cabellera blanca agitarse con el viento y a su dueño buscándolo. Así Suguru se puso de pie y acercándose sigilosamente por su espalda le sorprendió picando sus costillas.

—Ahhh!

El grito del albino hizo reír al contrario y luego de una pequeña pelea donde Suguru picaba los puntos sensibles de Satoru y este se retorcía por las cosquillas que eso le provocaba, ambos se detuvieron.

—Y dime, porque no me avisaste que salias temprano e Suguru?—Reclamó picando la mejilla del contrario mientras caminaban
—De haber sabido que saldrías antes hubiese corrido para llegar por ti directamente

Suguru miró a su novio de reojo.

—Querías recogerme directo del trabajo? que dulce de tu parte Toru— dijo genuinamente enternecido haciendo sonrojar al otro.

—Si, algo así, salí temprano así que no podía esperar para estar contigo

Los pequeños momentos románticos y las muestras de afecto eran recurrentes entre ambos, llevaban mas de 10 años juntos y aún con eso la chispa entre los dos no hacía más que crecer.

—Te parece si aprovechando que salimos antes, vamos de compras y el fin de semana lo dedicamos a nosotros?

—La idea me encanta Suguru, además mi cereal se terminó, las mañanas no son lo mismo sin él, no entiendo cómo es que se termina tan rápido— exclamó dramático el albino.

—Tal vez no se terminaría tan pronto si solo comieras lo necesario, te sirves mas de dos platos siempre cariño

Satoru no podía refutar nada, en especial cuando el contrario utilizaba motes cariñosos. Así entre platicas y demás ambos llegaron al super.

Ya era un poco tarde por lo que los pasillos estaban tranquilos, la música típica sonaba por los altavoces y por alguna razón escoger verduras mientras se quejaban del precio o la calidad era una de sus actividades favoritas, después de todo cada cosa elegida era para cuidar y complementar el lugar al que llamaban hogar.
Se turnaban el manejo del carrito mientras recorrían el lugar y en algún punto Satoru terminó siendo llevado por Suguru en aquel pequeño vehículo, ambos reían divertidos y para quienes también hacían sus compras, la imagen de dos hombres en traje jugando por los pasillos era tierno, extraño y curioso también, eso hasta que un guardia los intercepto en el camino pidiendo a ambos se detuvieran. Suguru se disculpo y Satoru le hizo mala cara, haciendo que el pobre hombre se asustara, nadie creería que el albino que le sonreía tiernamente a su pareja pudiese poner una expresión tan fría y aterradora.

Luego de eso Satoru se separó un poco, alegando que tenía que buscar algo, Suguru por su lado aprovechó para buscar el ceral que su novio tanto adoraba, desde su punto de vista no era mas que azúcar en forma curiosa, pero no cuestionaba los gustos del otro, despues de todo conocía mejor que nadie su amor por los dulces.

"Mejor llevo dos de una vez" pensó luego de tomar una caja, sabía que no le alcanzaría para más de una semana y no deseaba ver al albino todo cabizbajo porque se había terminado.

Satoru no aparecía, así que el pelinegro decidió pasarse por la farmacia, la temperatura comenzaba a descender y sabía que al peli blanco se le bajaban las defensas cada que cambiaban las estaciones,así que compró algunas vitaminas para ambos.

—¿Qué es eso?— preguntó el albino cuando por fin volvió.

—Es para que no te enfermes y te mantengas fuerte— respondió tranquilo creando una pregunta en el otro.

—¿Seguirás a mi lado aún cuando esté viejo y arrugado?

Suguru se sorprendió por la pregunta, sin embargo no lo pensó demasiado, no tenía porque, ya que la respuesta era clara.

—Obvio— respondió seguro, sin embargo, sabía que una respuesta tan breve no dejaría satisfecho a Satoru —No importa cuanto tiempo podamos estar juntos, no importa si te haces viejo, si encaneces, te quedas calvo o incluso si me olvidas, siempre estaré a tu lado, porque no hay nada que me haga más feliz que despertar cada día y saber que estas a mi lado y que me amas tanto como yo te amo, sería feliz en esta y en otra vida si pudiera pagar facturas contigo y vivir a tu lado

Estaban por llegar a la fila para pagar, sin embargo Satoru abrazo a Suguru soltando unas cuantas lagrimitas, estaba feliz, amaba a su novio más que a nadie en el mundo y sabía que sin importar el tiempo o el lugar el también lo amaría por la eternidad, en esta y en otras vidas también.

—Pero yo no me voy a quedar calvo— reclamó luego de calmarse.

Suguru solo rio y paso a pagar, estaba tan enamorado y una vida así, con el hombre que el concideraba el más hermoso, amable y gentil de todos, era lo único que necesitaba para ser feliz.

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Flufftober ・SatoSugu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora