𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 14

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Victoria

—Jefa ya llegamos a Italia

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—Jefa ya llegamos a Italia.

—Bien, por ahora solo iremos a la mansión de los Valentini Sergei, tu y yo .

—Como usted diga— Habla Niclas antes de irse .

Baje del Jet privado y el viento se incrustó en mi rostro moviendo unos mechones de mi cabello .

Volver a estar en casa se sentía bien, recuerdo aún como subí para irme de aquí .

—Finalmente estoy de regreso— Digo para mí misma .

Camine hasta la camioneta que me esperaba,Me senté atrás como de costumbre, mientras que Sergei en el copiloto y Niclas en el del conductor.

—Jefa, por cuál camino nos vamos—  Habla Niclas.

—Por el más corto— Ordene mientras miraba mi celular.

El solo asiente y conduce .

Todo el camino ha estado tranquilo y lo agradezco con el hombro herido y la entrepierna herida seguro me matan .

Sobre la venda ya se hace notar la sangre, ahora que recuerdo, es hora de cambiarla, Pero eso será después.

—Jefa ya hemos llegado— informa Niclas .

—Al parecer han puesto más seguridad en esta casa— hablo para mí misma .

—No podemos pasar por la seguridad que hay— Comunica Niclas.

—Ustedes quédense aquí, yo iré primero, quedó claro .

No espero una respuesta y solo me bajo de la camioneta a decir verdad estoy sorprendida por la gran cantidad de hombres armados que rodean tan solo las afueras .

Me acerco a un hombre que me arrebasa la altura por unos diez centímetros y me quedo en frente de el .

—¿Usted quien es?— Cuestiona el hombre apuntando con la pistola.

Y este quien se cree para apuntarme a mi , si no fuera por qué lo necesitan vivo le metía un tiro en el cráneo .

Suelto un suspiro y comienzo a hablar.

—Soy Victoria Vicarí, eres nuevo por acá ¿Verdad?

—Solo personas cercanas a la familia y socios pueden entrar, yo no sé quién es usted así que no puede ingresar adentro.

—¿Perdón? Yo tengo todo el derecho de entrar¿Acaso no sabes con quién te dirijes imbécil?

—Le voy a pedir que se retire Señorita Vicarí o tomaré medidas más drásticas—  Me amaneza con su arma y le apunta a mi hombro.

Suelto una risa amarga y saco mi pistola apuntando en su cabeza y seguido de esto más de cien hombres me están apuntando.

—Señorita no puede contra nosotros mejor que se vaya .

𝐿𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑡𝑖𝑑𝑎 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑚𝑎𝑓𝑖𝑜𝑠𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora