Afortunada equivocación

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#alcohol #transexual #shemale #primeravez #anal

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Por lo general no suelo visitar bares hetero, por mis gustos prefiero moverme más por la zona de los bares de Villa Nueva, mal llamada zona de tolerancia.

Siempre me he considerado un tanto extraña, me gustan sobre todo, las mujeres. La forma en que viven todo el juego del coqueteo y de la sensualidad, es adictivo.

Sin embargo, hay algo en los hombres que me sigue atrayendo. Sobre todo si son bastante masculinos sin llegar a comportarse como unos cavernícolas o retrogradas. Me gusta los hombres caballerosos y discretos, una mezcla a la que me es difícil rechazar. Simplemente me dejó robar, eso si yo no tomo la iniciativa para evitarme problemas.

Tampoco tengo problema en mezclar, creo que últimamente me he convertido en el fetiche de nuevas experiencias de parejas que buscan salir de la rutina. Yo ni corta ni perezosa, disfruto dándoles un probada de un mundo más dispuesto al disfrute de nuevas experiencias.

Eso sí, evito repetir, no me gusta cuando me empiezan a tratar de involucrar en sus vidas, ni mucho menos cuando quieren encarcelarme en una relación.

Ante todo me considero un espíritu libre... o bueno, hasta que...

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Una noche unos amigos me invitaron a celebrar un cumpleaños en un bar de los del Poblado, a esos dónde van puros hijos de papi y mami. Traté de sacarles el cuerpo de mil maneras, hasta que mi mejor amiga me pidió que no la dejara sola y la acompañará, ahí si nada que hacer.

Una mujer extravagante y extrovertida, siempre causa todo tipo de mirada, unas de intriga, otras de desagrado y otras de confusión. Ya estoy bastante acostumbrada y poco les presto atención. La envidia es mejor despertarla que sentirla.

El inicio de esa noche, en especial, fue algo complicada, no me hallaba ni me sentí bien entre todo es montón de yupies y fresas. Mis amigos de traguito en traguitos y de bailada en bailada me sacaron de ese aburrimiento y me dedique al disfrute. Al fin en mi zona de confort, me apodere del parche con mi buena onda y energía y los puse a todxs a bailar.

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Por allá cerca de la media noche, me estaba tirando unos pasos de salsa con el cumpleañero y empiezo a sentir ese no sé que en la nuca, ese sexto sentido que te hace saber que alguien te está mirando intensamente.

Entre giro y giro, empiezo a mirar por encima de su hombro. Veo a una cosita rica y deliciosa, posiblemente hijo de Zeus o algún dios del olimpo que me sigue los pasos bebiendo de su vaso, traspasando la mirada a su grupo de amigos que hablaban en un circulo, como si fueran invisibles. Atónito no quita la mirada de mis pies, como si quisiera decifrar el truco secreto de un show de magia.

Me tropiezo de los nervios, el cumpleañero me toma en sus brazos evitando que me caiga y cuando levanto la mirada, sus ojos se encuentran con los míos y se sonríe, me ruborizo y sube un calor por todo mi cuerpo.

Bajo mi mirada esquivando la suya y hago que mi pareja de baile de media vuelta para quedar de espaldas y evitar que me descubra correspondiendo su sonrisa. Me seguía mirando podía sentirlo, mi cintura y caderas sacaron sus mejores armas de conquista, se meneaban de un lado como si quisiera que se imaginara ese baile en una posición horizontal.

Terminamos de bailar, el cumpleañero me dió un gran abrazo y nuestros acompañantes aplaudieron por el tremendo espectáculo que acabábamos de dar. Disimuladamente levanté la mirada y él como si no estuviera rodeado de nadie más también estaba aplaudiendo.

Entre Fantasía & Realidad #2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora