Capítulo 7

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Cuando Keigo empezó a beber, su cuerpo exento de calor humano y su corazón que no había palpitado nunca así por nadie enloquecieron

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Cuando Keigo empezó a beber, su cuerpo exento de calor humano y su corazón que no había palpitado nunca así por nadie enloquecieron. Con una mano le agarró la nuca para beber mejor, con la otra amarraba su cintura mientras seguía embistiéndolo con penetraciones lentas y profundas. Sentía que la piel se le erizaba, que se elevaba de la cama con Shouto... Asombrado descubrió que lo estaba haciendo, que eso estaba pasando. Su poder había estallado al probar su sangre, dulce y caliente, y ahora estaban levitando sobre la cama y no flotaban hasta el techo
porque el chico estaba cruelmente atado a los barrotes del cabecero como si fuera un prostituto al que le gustaran esos juegos eróticos avanzados.

Keigo empezó a percibir imágenes de la vida de Shouto. Eran secuencias algo borrosas, pero no había duda de lo que revelaban. Sus recuerdos empezaban a la edad de siete años... Una noche empezaron a pincharlo, le diagnosticaron diabetes del segundo tipo. Venía un hombre mayor a su casa, un hombre que a tenor de las imágenes acabó tomándole cariño...
Shouto practicando natación. Era un niño deportista y en el colegio, tenía buenos amigos. Se llamaban Camie y Shinso. Crecieron juntos, se querían como hermanos...
Vio otra imagen de Feiyu mirándolo sin ningún interés. Le decía que había sido el culpable de la muerte de su madre, Hoshi. No lo quería. Y Shouto a él tampoco. Había aprendido a ser indiferente, a no luchar por su aprobación o por su cariño. El corazón de su padre estaba cerrado y simplemente se resignó a no reclamarlo... Feiyu no quería a su hijo. Y pensar que lo habían tomado para hacer sufrir a ése cabrón...

Shouto estaba triste por la muerte de su doctor, Francesc. Un hombre mayor, pero bondadoso a sus ojos. Un hombre que parecía quererlo realmente...
Con diecisiete años, Shouto era ya una belleza reclamada por todos los ojos masculinos que lo vieran. Había aprendido varios idiomas y Feiyu le ofreció un puesto de trabajo en su empresa. Al ser políglota podría desempeñar el papel de vínculo de relaciones externas de la empresa. Y así fue. Shouto creía trabajar para una organización que se encargaba de suministrar material de quirófano a los hospitales, así como sustancias para recuperar a una mayor velocidad a los que salían de los postoperatorios. Era muy eficiente. Tenía un muy buen sueldo, y además... además creía firmemente en lo que hacía. No tenía ni idea de lo que era realmente Newscientists. Ni de las actividades reales de su padre y de sus trabajadores. Feiyu era el ingeniero, el inventor de todas esas máquinas. Y su hijo vendía y exportaba todo el material...

Shouto ya era mayor de edad. Estaba en el Festival de la primavera con sus dos amigos y les decía que quería ser pedagogo. Que iba a estudiar la carrera, quería enseñar valores y moralidad en las escuelas, trabajar con los niños desde bien pequeños...
Apretó más los labios entorno a su yugular, pero empezó a beber delicadamente esta vez más. Los cuatro años siguientes, el menor crecía en madurez y belleza, pasando las mañanas en la empresa, las tardes en la universidad, y las noches en su casa esperando a que un nuevo doctor
llamado Li Jie, lo visitara y le pinchara...
Li Jie el doctor. ¿El doctor? No podía ser. Le pinchaba todas las noches. Le sacaba una gota de sangre de sus dedos y miraba el nivel de azúcar en su sangre. Maldita sea, aquella noche lo había pinchado también, por eso había detectado su olor a kilómetros de distancia. No había ninguna sirvienta que oliera así. Sólo el albino. Shouto recogiendo un cachorro de huskie en las carreteras. Era Yuki .

El libro de Rei┋HawkstodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora