Capítulo 9

8 1 0
                                    

Intentó abrir los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intentó abrir los ojos. Todavía tenía imágenes de ese sueño grabadas a fuego en la mente. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué sentía como si fuera aquel niño? Le habían llamado Shoto. Era casi igual que su verdadero nombre. Dios, si pudiese recordar quiénes eran... Le dolía todo el cuerpo y ya se estaba despertando. Hacía tanto, tanto tiempo que no soñaba. Abrió los párpados, no sin dificultad. Intentó acomodarse a la luz de aquel lugar. Era una luz no muy potente.

—Se está despertando —oyó que una voz de hombre decía.

Una cara se posó enfrente suyo. Focalizó. Un chico de cabello rubio alborotado, un ángel caído que le miraba con gesto sereno. No... Era el demonio en persona. El mismo que le había atado a la cama. Se levantó sobresaltado y quedó sentado en el sofá. ¿Lo que había en el suelo era una bandeja de comida? ¿Comida para él? Envenenada, seguro.

—Espera, espera —decía Keigo con las manos en alto. —Ya no te vamos a hacer nada.

Sí claro, y qué más...
Shouto se echó a temblar, se cogió las rodillas y empezó a balancearse de delante hacia atrás. ¿Cuándo acabaría toda esa tortura? Confundido, observó que alguien le había vendado la muñeca ¿Por qué? Un dolor súbito en la cadera, lo detuvo y lo hizo gemir. Lo recordó todo y miró fijamente a Keigo. Tras él, Jin, Touya y Toga le observaban con expectación.

—¿No me vas a hacer nada? —le preguntó Shouto con un gruñido sosteniendo la rabia como podía.
Keigo le miró consternado.

—No, Shouto. Todo ha sido un error.
—Por supuesto que ha sido un error... Ya te lo dije, gilipollas... Hijo de la gran... —saltó del sofá y caminó hacia el rubio arrastrando consigo el soporte metálico. Estuvo a punto de levantarle la mano, pero el hierro se lo impidió. —Claro... No me vas a hacer nada, ¿verdad? ¿No crees que ya has hecho bastante? Devuélveme lo que es mío... —estaba rojo de la ira y ligeramente mareado. Había perdido mucha sangre. —¿Por qué no estoy muerto? Preferiría estarlo a tener que verte otra vez.

Keigo se tensó y sintió un sabor amargo en la boca. Que le devolviera lo que era suyo, había dicho. ¿Cómo iba a devolverle su primera vez? ¿Y a su padre? Keigo estaba más conmocionado por lo primero que por lo segundo.

—¿Qué le has quitado? —preguntó su hermana intrigada. Al ver el ligero tinte de culpabilidad en el rostro de su hermano lo comprendió. —No me digas que era... —la palabra virgen se le quedó atragantada por el asombro.

—Es un violador. Abusador. Maltratador. Todo lo malo y demencial que puede haber en el mundo... Eso eres tú y tu prole -las palabras le escocían en la boca y tenía que escupirlas. -Shouto sentía que se atragantaba con las lágrimas. —Cerdo, te mataré...

—Shouto, déjame explicarte por qué no pude descubrirlo antes.

—No quiero oírte... No quiero oíros a ninguno de vosotros... Dejadme salir de aquí... —apretó los puños hasta casi clavarse las uñas.

El libro de Rei┋HawkstodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora