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E N N I K

No sé si había amanecido con el hambre por los suelos o qué, pero los cereales están buenísimos, y yo nunca fui fan de ellos.

Los devoraba con una cuchara mientras veía el televisor. Estaba tan absorta que mi padre cambia el canal. Lo observo, y mi mirada pesa tanto que él me la devuelve. Alzo una ceja, amenazadora, y él se toma la dicha de ignorarme. Suelto un gruñido, enojada y él regresa su mirada al periódico que lleva en manos.

—No creo que subestimarme sea buena idea, padre —hablo por lo bajo.

Él no despega su mirada del papel.

—Lo sé —dijo—. Pero no serías capaz.

Solté una risa nasal y él se tensó.

—Sabes mejor que nadie de lo que soy capaz —metí otra cucharada a la boca.

—Ya te regreso el canal.

Tomó el mando y lo hizo.

Cuando terminé de desayunar el programa que estaba viendo se había acabado. Dejé los platos en el fregadero, seguramente mamá los lavaría por mí. Recojo la mochila del sofá y me la dejo en los hombros. Camino a la puerta dispuesta a marcharme, pero la voz del señor del noticiero hace que me detenga.

—Anoche ocurrió otro catastrófico asesinato en Beverly Hills. Hace unos días, una señora había anunciado la desaparición de su hija de dieciocho años, los policías hicieron su trabajo y anoche encontraron su cuerpo en el bosque —pasan las imágenes distorsionadas—. Lamentamos mucho su pérdida y de parte del programa le damos nuestro pésame a la familia. Manténgase alerta, ciudadanos, el asesino anda suelto y todavía no se ha descifrado su identidad. La policía hará su mejor trabajo.

Frunzo el ceño. Ya es la quinta persona que asesinaban en menos de cuatro meses.
No había caído en la presencia de mi madre hasta que me llama.

—Hija.

Con solo una mirada logramos comunicarnos.

—Realmente no lo sé. Me tomaré los medicamentos, no se preocupen.

Y con eso salgo de casa.

El viento frío golpeó mi cara, el invierno llegará en unas pocas semanas y eso era una de las escasas cosas que realmente me emocionaba.

Escondo mi cabello en la capucha del abrigo holgado que llevo puesto y meto las manos en sus bolsillos. La preparatoria queda a casi un kilómetro de distancia y aunque ame caminar, no podía darme el lujo de llegar tarde a clases.

Espero el bus correspondiente en la parada. Me siento en uno de los asientos del fondo y me coloco los audífonos. "Thats what I want" de Lil Nas X comienza a sonar y dejo de prestarle atención a mi alrededor, perdiéndome en la canción.

El miedo se puede ver en las calles y lo casi vacío que se encuentra el autobús, y eso que normalmente se llena de personas por las mañanas. Que confirmen que hay un asesino suelto aterraba a los ciudadanos de Beverly Hills.

Con los audífonos a todo volumen entro al instituto. Odiaba socializar, por eso es que siempre iba solitaria por la vida. Siempre he sido así y me gusta, no pienso cambiarlo.

La voz de Olivia Rodrigo sonaba a través de los audífonos. Con la mirada pérdida en el suelo, seguí mi camino. No tenía ganas de asistir a clases y mucho menos soportar la voz chillona de la profesora de Ciencias Sociales.

Mi cuerpo dolió cuando choqué, solté un pequeño quejido por el golpe en la espalda. Giré sobre mis talones preparada para gritarle las mil mierdas a quién haya sido cuando mi mirada se posó en él.

Double (Esta es mi forma de amar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora