E N N I K
El sudor se deslizaba por mi frente y llegaba hasta el mentón.
Me detengo, con la respiración agitada. Solo he corrido desde la parada de autobuses hasta el interior del colegio.
Agradecía que nadie estaba ahí para verme, estaba vacío, solo los de servicio mantenían la escuela limpia. Había llegado una hora y media antes de la hora acordada.
Uso mis manos como abanico cerca de mi cuello. Estaba sudando y eso que el clima está muy frío. Mi cabeza palpita presa del calor. Me encamino por los pasillos, me quitó los guantes y reviso cada rincón, incluyendo el salón de artes, buscando algo que me haga saber sobre el chico de gafas oscuras.
No he podido sacármelo de la cabeza en toda la puta semana. No estoy acostumbrada a pensar tanto en alguien, y esto me frustra, muchísimo.
La señora Williams, la secretaria, mira fijamente la pantalla del ordenador, tecleando con rapidez cuando me aproximo. Tiene una oficina propia, cerca de la oficina del director. Me aclaro la garganta, queriendo llamar su atención, y tengo que repetirlo tres veces más.
—¿En qué puedo ayudarla, señorita Lavigne?
—Necesito saber sobre un estudiante.—Nombre.
Ella siempre ha sido amable conmigo, desde que sabe lo problemas que he tenido —porque es la que se encarga de los expedientes—.
—No lo sé, ese es el problema.
Ella suspira, paciente. Tiene el cabello recogido con una pinza y unas gafas muy cómicas.
—Salón de clases.
—Tampoco. Creo que está en el club de música.
—¿Cómo es?
—Muy alto, de cabello blanco, sino me equivoco es albino y siempre lleva gafas oscuras. No es difícil hallar con él, no he visto a ningún estudiante parecido.
Deja sus manos encima del teclado para mirarme. Puedo sentir su nerviosismo, y frunzo el ceño.
—Lo lamento, señorita Lavigne, pero no puedo ayudarla.
—¿Por qué no? Estabas dispuesta a hacerlo.
—No puedo, lo siento. Podrías hablar con el director.
—¿Está adentro?
—Está en una reunión.
Lo dejo pasar, no muy convencida con su cambio de actitud. Pero no me rendiré hasta saber quién carajos era él.
Llego al salón de arte y cierro la puerta a mis espaldas. Saco la guitarra acústica de uno de los armarios y me coloco la correa. Me siento en una silla cerca del piano, saco el móvil y lo coloco encima de este donde solo se pueda ver mi torso, mis manos y la guitarra. Abro la aplicación de la cámara, la pongo en frontal y presiono el botón de grabar.
Muevo los dedos en las cuerdas, sintiendo cada roce, cada sentimiento encontrado en la canción que interpreto. La suave melodía llena el lugar.
—"Flowers in hand, waiting for me. Every word in poetry. Won't call me by name, only "baby". The more that you give, the less that I need. Everyone says I look happy. When it feels right".
Cierro los ojos, dejándome llevar por la emociones que me llenan por dentro. "Angels like you" es una canción con la que me identifico cada vez que la toco o la canto. Puedo saborear el ritmo, la sinceridad y el sentimiento en cada letra, en cada verso. Me pierdo por completo y danzo en mi mente. Cantar me libera, logra quitarme todo el estrés acumulado, siempre ha sido mi lugar seguro.
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Double (Esta es mi forma de amar)
General FictionBajo la luz de la luna llena, ella salía a cazar, sin consumir su medicación. Así ha sido toda su vida, desde los seis años, perdía el control y lo tomaba una identidad mucho más cruel, más poderoso y sanguinaria, y al día siguiente no se acordaba q...