Cap. 4: una obra no ficticia

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[Narra Frank]

Después de despedirme de Jacob, me tumbé en la cama, incapaz de dejar de pensar.

"Esa llamada... No importa si quiero o no, ya me buscaron. Me pagan bien, muy bien, lo suficiente para permitirme lujos, cenas en restaurantes caros... Pero si descubren quién soy en realidad, mis cicatrices no serán lo único que asuste. Podría perder mucho más que amistades... hay muchas cosas en juego"

Pasé la noche sumido en esos pensamientos, hasta que dieron las seis de la mañana y alguien me "despertó" para ir a clases. Ni siquiera había dormido. Akira, siempre tan creativo, metió un muñeco de mano entre las cortinas de mi cama y lo saludó con la manita.

-Frank, es hora de despertar -dijo Akira con una sonrisa, moviendo al muñeco.

No pude evitar soltar una pequeña carcajada.

-Ya voy, Akira.

Después de eso, nos levantamos todos como de costumbre y fuimos a clases. Al salir, me dirigí directo al teatro para ver la obra. Cuando terminó, me fui a la cafetería, donde me encontré con Jack.

-¡Hola, Frank! -dijo Jack con entusiasmo, moviendo la cola.
-Hola, Jack.
-¿Cómo estás? -preguntó él, aún alegre.
-Bien, ¿y tú?

Estuvimos hablando un rato sobre la obra. Le mencioné que solo iría a la última función, no me gustaba ver la misma tres veces seguidas. Nos despedimos y pasé el resto del día en el club. Al regresar a la habitación, conversé con Jacob sobre la obra antes de dormir. Al día siguiente, fue mi turno de despertar a los demás. Decidí cantar para ellos.

-Cantas muy bien, amigo. -mencionó Jacob mientras aplaudía
-Eso fue bastante creativo. -agregó Akira, uniéndose a los aplausos
-Más amigos así, por favor. -dijo Damián para después soltar una sonrisa
-Definitivamente te irá bien en un karaoke. -bromeó Boris, con una ligera sonrisa

Me sonrojé un poco al escuchar los elogios de mis amigos.

-Gracias, amigos. En fin, vamos a vestirnos -dije con una pequeña risa.

[Deja de narrar Frank][Narrador omnisciente]

Después de las clases, Frank subió al techo para reflexionar sobre la llamada que recibió hace dos días.

"¿Debería regresar?"

Él sabía que no tenía opción, Frank debía regresar. No había escapatoria. Frank se sumergió tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya era madrugada, ni que Legoshi se había sentado a su lado, hasta que habló.

-Hol...

Frank se asustó y casi golpea a Legoshi, pero por suerte logró detenerse a tiempo.

-Perdón Legoshi, no te vi llegar -dijo Frank.
-No te preocupes -respondió Legoshi- ¿Cómo estás?
-Ya me ves. ¿Y tú?
-Estoy un poco preocupado. Resulta que Louis se rompió la pata y ahora tengo que cubrir a Bill en la obra.
-Lo harás bien -Frank aseguró con una sonrisa sincera.
-Gracias, Frank. Creo que ya deberíamos entrar.
-Sí, ya es tarde.

Ambos se levantaron y Legoshi insistió en acompañar a Frank a su habitación. Al llegar, se despidió y Frank se acostó, quedándose dormido rápidamente, exhausto. Al día siguiente, Jacob le despertó de una forma bastante curiosa, colocando una cajita al lado de la cama de Frank que reproducía música. Al despertar, se rio y continuaron con su rutina diaria. Frank fue a ver la última función de la obra. Cuando Legoshi salió al escenario, observó cómo, en un arrebato de rabia, golpeaba al otro actor. Entonces se apresuró al backstage, se puso un atuendo lo más rápido que pudo y tomó una espada que estaba allí, entonces vio ligeramente como había una botellita de sangre en el suelo. Momentos después Frank vio cómo ese tigre abrazaba a Legoshi para después rasguñarlo, dejándolo sentado en el suelo y, justo cuando parecía que iba a dar el golpe final, Frank se lanzó al escenario.

-Parece que alguien quiso tomar mi lugar -dijo Frank, poniéndose en posición de combate para  Luego advertirle a Legoshi- Ten cuidado, que no te vean la espalda o harán un escándalo mayor.
-¿Q-quién eres? -Balbuceó Bill, asustado por la habilidad con la espada de Frank y confundido porque no sabía quién se interpuso
-Soy tu peor pesadilla. La diferencia entre tú y yo es que yo tengo las manos manchadas por una causa justa, mientras que tú tienes sangre inocente en las tuyas cuando no tienes la razón. Ahora, ¡lárgate antes de que pierdas la vida!

Frank hizo una estocada que Bill pudo esquivar antes de huir. Entonces Frank guardó la espada y ayudó a Legoshi a levantarse. Ambos hicieron una reverencia al público mientras el telón caía. Louis reunió a Bill, Legoshi y a Frank, diciendo que tenían que hablar. Justo cuando empezaba, una multitud lo interrumpió con preguntas. Frank aprovechó para irse, y Legoshi le siguió hasta el techo. Ambos se sentaron en completo silencio, mirando el atardecer, hasta que Frank rompió el silencio.

-¿Estás bien?
-Sí, solo es un rasguño en la espalda.
-Ven, vamos a curarlo bien.

Frank ayudó a Legoshi a levantarse y fueron a la habitación de Frank. Al entrar Frank vio que no había nadie.

-Pasa, Legoshi.
-¿Seguro?
-Sí, no hay problema.

Entonces Legoshi entró y vio cómo Frank sacaba su maletín de primeros auxilios.

-Te lastimas mucho, ¿verdad? -preguntó Legoshi, con curiosidad
-Bastante -respondió Frank, riendo y rascándose la cabeza- Ya estoy acostumbrado a llevar esto conmigo casi a todos lados
-Es impresionante. Con todas esas cicatrices, casi pareces un mafioso.
-¿Tan malo parezco? -Preguntó Frank, fingiendo su nerviosismo al escuchar esa pregunta- En fin, quítate la camisa para ver esa herida.

Con algo de pena, Legoshi se quitó la camisa y Frank comenzó a curarlo. Entre quejidos y risas, Legoshi terminó con una venda atravesando su espalda y su pecho.

-Y... terminé -Dijo Frank cortando y pegando la última tira de cinta adhesiva- Deberías tener más cuidado con quién peleas, y más si es por cosas como la sangre de conejo.
-Lo sé... pero esa noche, esa coneja, el sabor de tu sangre... todo volvió a mí como si fuera ayer
-Te entiendo, pero si no te controlas podrías acabar con otra cicatriz o peor, muerto

Frank y Legoshi conversaron un rato más hasta que el cielo se oscureció y los compañeros de cuarto de Frank regresaron, entonces Legoshi se despidió y fue a su habitación. Cuando todos dormían, Frank salió de la escuela sin ser visto ni oído.

Un Amor Entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora