Cap. 11: Entre la espada y la pared (1/3)

7 2 0
                                    

[Narra Legoshi]

En cuanto me solté de los agarres de los demás animales, me fui corriendo, no tenía nada para poder empezar, simplemente abordé el tren y corrí, logré llegar al mercado negro ya que seguí el rastro de Frank y Haru, lo único que tenía en mi cartera eran cuatrocientos treinta y dos yenes y no tenía mi celular, lo único que lograba ayudarme, ya que el internet me ayudaba si necesitaba investigar algo, sentía que, entre todos los de mi generación, era el peor para buscar información. La única pista que tenía era el nombre "Shishi-gumi", supuse que era una organización peligrosa y que encontraría algo dentro del mercado negro, pero cada que intentaba preguntar sobre ellos, todos los animales alrededor huían o volteaban a otro lado, eso fue hasta que escuché a un par de carnívoros, una pantera y un coyote, hablando sobre el secuestro de alguien. Mi corazón se detuvo por un segundo; sabía que tenían que estar hablando de Frank o Haru.

[Deja de narrar Legoshi]
[Narra Frank]

Apenas estaba recobrando la consciencia, mis ojos apenas acostumbrándose a la penumbra de la habitación, mis manos amarrados, al igual que mis pies y mi boca amordazada para que no pudiera hablar. Entonces pude ver un par de leones, a los qué rápidamente identifiqué que eran parte del Shishi-gumi, percatándose de que estaba despierto, la habitación no era grande, pero era bastante oscura, cosa que en realidad me dio una gran ventaja, miré alrededor y noté una pequeña mesa metálica al lado, probablemente equipada para "trabajos especiales", entonces uno de los leones, al que llamaremos "idiota uno" se acercó a mí.

-Mira quién despertó... el lobo que se coló sin ser invitado
-Dinos, lobo, ¿Cuáles eran tus intenciones? -agregó el otro león, al que le pondremos "Idiota dos", mientras me quitaba la mordaza- ¿Robarnos?¿O simplemente estás aquí por el placer de morir?

Una sonrisa burlona se formó en mi boca, ya que sabía que saldría fácil de esta situación, he estado con animales muchísimo más peligrosos que estos "gatitos"

-No les diré nada, malditos gatos salvajes
-Oh, créeme, tarde o temprano hablarás -Dijo el idiota uno, levantándome con fuerza por el cuello de la camisa- Te vez bastante joven, lobo. Aquí en el mercado negro, valdrías una fortuna -Sin más, me soltaron un golpe en la mandíbula, haciendo que caiga pesadamente contra la pared

Entonces, al caer, mi ropa se deslizó, dejando al descubierto el cuchillo de mi cadera. Los ojos de los leones brillaron al ver ese cuchillo

-Vaya, mira lo que intentabas ocultarnos. -mencionó el idiota dos con tono burlón, arrebatándome el cuchillo- está tan hermoso como los que tenías en tus muñecas, creo que también me lo quedaré
-Hechos de titanio, bastante resistentes y más ligeros que otros cuchillos -dije, con la misma sonrisa burlona- no te vayas a cortar con ellos, son demasiado buenos para un simple gatito maleante

Logré observar como el idiota dos se sintió ofendido, pero antes de que pudiera decir algo, idiota uno dijo, sacando un trapo sucio y jugueteando con él entre sus manos, casi como una amenaza silenciosa

-Suficiente, dime para qué te metiste aquí

[Deja de narrar Frank]
[Narrador omnisciente]

Al escuchar esa pregunta, Frank se echó a reír, una risa que pareció un eco desconcertante en todo el silencio de la habitación

-¿De verdad quieren saber? -Preguntó, con tranquilidad- perfecto, entonces... -agregó, intensificando la risa y mirando a los leones confundidos- nunca se los diré. Vamos, ¿pensaron que sería así de fácil? Eso le quitaría bastante diversión a las cosas... ¿No lo creen?

Frank observó como los músculos del "idiota uno", se tensaban de rabia, entonces el león lo sujetó de nuevo, y con un rugido, le propinó un golpe a Frank que resonó dentro de la habitación. Antes de que el león pudiera seguir, un mensaje resonó en sus radios

"Free, te necesitamos abajo, ¡ahora!"

Molesto, Free resopló y se alejó del lugar, pensando en lo satisfactorio que será asesinar a Frank

-Adiosito "Free" -dijo Frank, con voz aguda y burlona para después volver a reír- ojalá y te maten allá abajo
-Parece que me han dejado solo con nuestro invitado. Qué suerte la tuya ¿eh? -dijo Ibuki mientras se inclinaba hacia Frank- De cualquier manera, quiero asegurarme de que te sientas bienvenido
-Muchas gracias, maldito imbécil, pero tus intentos de asustarme nunca darán frutos, de cualquier manera seguirás siendo un hijo de puta
-Esa boquita, ¡Respeta a tus mayores, cachorro! -respondió Ibuki mientras le daba a Frank una buena patada al estomago

El golpe fue fuerte, pero a pesar del dolor y la falta del aire, Frank siguió riendo

-Disculpame, anciano... Lamento mucho que tu vida sea tan miserable, mirate nada más, ahora tienes que entretenerte con un lobo... ¿o qué? ¿tu jefecito no te pone a hacer cosas más importantes cómo lamerle su pequeño miembro?, maldito lamebotas idiota

Ibuki, furioso, le dio a Frank otra patada, esta vez en la cara, provocando que la sangre brote de su boca y nariz

-Estás agotando mi paciencia -dijo, su voz ahora era una mezcla de amenaza y molestia apenas contenida- Te lo preguntaré una última vez... ¿para qué te metiste aquí?

Entonces, Frank, lamiendo la sangre que escurría por sus colmillos, sonrió de oreja a oreja

-¿Por qué te lo diría? Es bastante cómico ver como un lobo, menor que tú, puede volverte loco
-Maldito hijo de... -Respondió Ibuki, para después suspirar- en cuanto el jefe dé la orden, te juro que voy a disfrutar cada segundo de tu muerte

Entonces, Ibuki golpeó tan fuerte a Frank que perdió el conocimiento, aunque antes de que sus ojos se cerraran por completo se aseguró de que su sonrisa permaneciera, desafiando a Ibuki a intentar sacar alguna información. Mientras tanto, en el mercado negro, Legoshi espiaba una conversación entre una pantera y un coyote, la conversación llamó mas la atención de Legoshi cuando mencionaron a "una coneja completamente blanca" y a un "Lobo negro". En ese momento no había ninguna duda: hablaban de Frank y Haru, al intentar extraer más información uno de los dos animales se dio cuenta y se colocaron a los lados de Legoshi.

-Las bestias con orejas puntiagudas no son buenas para espiar -comentó el coyote
-¿Te crees muy listo, lobito?

Legoshi apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando los dos carnívoros llevaron a Legoshi hacia un callejón para "darle un escarmiento"

Un Amor Entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora