capitulo 6

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Capítulo 6

Pov Claudine

Los días pasaban y con cada ensayo, me daba cuenta de lo mucho que mi cuerpo estaba sufriendo. Los episodios de dolor en el pecho y la falta de aire se hacían más frecuentes, y aunque Maya estaba atenta a mis señales, yo seguía insistiendo en que todo estaba bien. No quería que mi debilidad afectara nuestro vínculo o nuestras actuaciones. Sin embargo, no podía evitar preocuparme cada vez más.

Un día, mientras ensayábamos una coreografía complicada para la próxima presentación en Seisho, sentí que algo andaba mal. Los movimientos que antes fluían con naturalidad ahora se sentían como si cargara un peso inmenso. Las luces del escenario brillaban con intensidad, y el sudor corría por mi frente. Mi respiración se volvió irregular, y antes de darme cuenta, todo a mi alrededor comenzó a girar.

—Claudine —escuché la voz de Maya, pero sonaba lejana, como si estuviera llamándome desde otra habitación.

Traté de responder, pero mis piernas cedieron bajo mi propio peso. Caí de rodillas al suelo, incapaz de controlar mi respiración. Maya corrió hacia mí, su rostro lleno de pánico.

—¡Claudine! —gritó, sosteniéndome antes de que cayera completamente.

El mundo se desvaneció a mi alrededor mientras sentía que mi cuerpo se debilitaba. En ese momento, solo escuché la voz de Maya, desesperada, llamándome una y otra vez. Luego, todo se volvió negro.

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Pov Maya

Ver a Claudine colapsar frente a mis ojos fue una de las experiencias más aterradoras de mi vida. Sabía que había estado esforzándose demasiado, pero nunca imaginé que las cosas llegarían a este punto. Mientras la sostenía en mis brazos, su respiración era irregular, casi inaudible. El pánico se apoderó de mí, pero sabía que no podía perder el control.

—¡Alguien llame a una ambulancia! —grité con todas mis fuerzas.

En cuestión de minutos, el caos se desató. Las chicas de la academia, el personal, todos se movían rápidamente tratando de ayudar, pero en mi mente solo había una cosa: Claudine.

Cuando finalmente llegó la ambulancia, me aferré a la camilla mientras los paramédicos la subían. Mi corazón latía descontrolado mientras nos dirigíamos al hospital, y durante todo el trayecto, no solté su mano ni un segundo.

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Las horas en el hospital pasaron en un borroso torbellino de preguntas sin respuestas. Los médicos entraban y salían de la habitación de Claudine, pero yo solo quería saber una cosa: ¿ella estaría bien?

Finalmente, uno de los doctores salió para hablar conmigo. Me miró con una mezcla de profesionalismo y empatía.

—Claudine tiene una afección cardíaca que desconocíamos —dijo—. Su corazón ha estado bajo demasiada presión, y el esfuerzo físico exacerbó su condición.

Mi mente se quedó en blanco. Una afección cardíaca. Eso explicaba muchas cosas, pero también traía consigo una serie de nuevos temores.

—¿Va a estar bien? —pregunté con la voz temblorosa.

El doctor asintió lentamente.

—Con el tratamiento adecuado y descansando, sí. Pero tendrá que reducir la actividad física intensa. Claudine deberá tomar algunas decisiones importantes sobre su futuro.

La noticia me golpeó como un balde de agua fría. Claudine vivía para la danza y el teatro, y ahora, todo eso estaba en peligro.

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siempre (kuromaya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora