Capítulo 9: Los Ecos del Sueño
Pov Claudine
El día del estreno finalmente había llegado. El teatro estaba lleno de expectativas, y las luces del escenario nos envolvían con su calor. Todo estaba listo. La obra que habíamos preparado con tanto esfuerzo por fin vería la luz.
Podía escuchar los murmullos del público tras las cortinas cerradas, y al mirar a mi alrededor, veía a todas las chicas listas, sus rostros llenos de emoción. Karen y Futaba practicaban sus últimas líneas en un rincón, mientras Kaoruko ajustaba su vestuario con la ayuda de Hikari. Todo parecía en su lugar, pero dentro de mí algo no estaba bien.
Una opresión en el pecho me golpeó con fuerza. Era un dolor familiar, ese que había intentado ignorar durante tanto tiempo, pero esta vez era diferente. Esta vez, no lo podía soportar.
—Maya... —susurré débilmente mientras intentaba mantenerme en pie.
Ella estaba a mi lado en un instante, su rostro lleno de preocupación.
—Claudine, ¿qué sucede? —preguntó, su voz temblando un poco.
—No... puedo... —traté de hablar, pero las palabras se ahogaron en mi garganta. Todo mi cuerpo se sentía pesado, como si cada respiración fuera un esfuerzo monumental. La vista se me nubló, y lo último que vi fue el rostro aterrorizado de Maya antes de que todo se volviera oscuro.
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Pov Maya
El caos fue inmediato. Claudine cayó al suelo, y el teatro, que hasta hace un momento estaba lleno de anticipación, ahora estaba lleno de gritos y confusión. La cargué entre mis brazos, como lo había hecho aquella vez en la academia, pero esta vez, el miedo era real.
—¡Llamen a una ambulancia! —grité con desesperación, mientras intentaba mantener la calma. Podía sentir su cuerpo débil, su respiración entrecortada. Estaba perdiéndola, y no había nada que pudiera hacer.
Los minutos pasaron como horas, y cuando finalmente llegaron los paramédicos, Claudine ya no respondía. Me quedé ahí, con sus manos frías en las mías, mientras la vida se escapaba lentamente de su cuerpo.
—No, no, por favor... —susurré entre sollozos. No podía ser así, no podía terminar de esta manera.
Pero el sonido del monitor cardiaco plano fue la respuesta más cruel que jamás había escuchado. Claudine ya no estaba.
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El tiempo pasó en un torbellino de dolor y vacío. La obra nunca se estrenó. Las chicas trataron de consolarme, pero el mundo que había construido a su lado se desmoronó. Me quedé sola en medio de la oscuridad, preguntándome cómo seguir adelante sin ella.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Había perdido a la persona que más amaba, y con ella, una parte de mí misma. Cada rincón del teatro me recordaba a Claudine, a sus risas, a sus sonrisas, a todo lo que habíamos compartido. Y aunque trataba de ser fuerte, el dolor era insoportable.
Una noche, mientras caminaba por las calles vacías, el viento frío rozando mi piel, me encontré de nuevo en el teatro donde habíamos ensayado por última vez. Entré en silencio, el lugar oscuro y vacío. Me senté en una de las sillas del público y dejé que las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo fluyeran libremente.
—Te extraño... —susurré, mi voz quebrándose—. Claudine, te extraño tanto...
Y entonces, el escenario comenzó a desvanecerse, al igual que el dolor en mi pecho.
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Pov Maya (despierta)
Abrí los ojos de golpe, el corazón latiendo desbocado. Mi respiración era rápida, y el sudor cubría mi frente. Miré a mi alrededor, y estaba en mi habitación, la suave luz del amanecer colándose por las ventanas. El aire estaba fresco, y la realidad empezó a asentarse.
Todo había sido un sueño.
Un sueño aterrador, devastador, pero solo eso: un sueño.
Mi corazón seguía acelerado mientras intentaba procesar lo que había sucedido. Las imágenes de Claudine desplomándose en el escenario, el sonido del monitor cardíaco... todo había sido tan vívido que por un momento pensé que la había perdido de verdad.
Respiré hondo, tratando de calmarme, y miré hacia el otro lado de la cama. Claudine estaba ahí, durmiendo tranquilamente a mi lado, su respiración lenta y rítmica, su rostro sereno. Sentí una oleada de alivio tan intensa que me dieron ganas de llorar. No había pasado nada, ella estaba bien, a mi lado, viva.
Me acerqué con cuidado y la besé suavemente en la frente, agradeciendo en silencio que fuera solo un sueño. Pero el temor aún estaba ahí, oculto en lo profundo de mi corazón. Sabía que no debía ignorar lo que mi subconsciente me había mostrado: el miedo de perderla, de que su salud se deteriorara de nuevo.
—Maya... —murmuró Claudine en sueños, moviéndose ligeramente bajo las sábanas.
Me quedé observándola un momento más, dejando que mi corazón volviera a su ritmo normal. Y aunque el miedo seguía presente, también sabía que estaba despierta, que teníamos otra oportunidad. Podíamos seguir juntas, enfrentando lo que viniera.
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Pov Narradora
A pesar del alivio de Maya al despertar, algo en su sueño la dejó inquieta. Sabía que el camino que habían elegido no sería fácil, pero mientras Claudine estuviera a su lado, estaba dispuesta a enfrentarlo todo. Sin embargo, el temor de que el sueño pudiera convertirse en una realidad era algo que no podría ignorar tan fácilmente.
Las dudas comenzaban a sembrar sus raíces, pero el amor que sentían la una por la otra era lo suficientemente fuerte para resistir cualquier tormenta. Aunque Maya aún no lo sabía, el destino tenía preparado un último giro antes de que todo llegara a su fin.
Continuará...
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siempre (kuromaya)
FanfictionSolo entra wuey :b yuri kuromaya!!!! Solo entra :u Te observo -_-