Capítulo 4
Pov Claudine
Después de aquel beso, las cosas entre Maya y yo se tornaron extrañas… pero no en el mal sentido. Todo lo contrario, cada vez que nuestros ojos se encontraban, había una tensión en el aire, una conexión que antes no existía. Ya no éramos solo rivales, pero tampoco sabíamos exactamente qué éramos.
Pasaron los días, y aunque intentábamos mantener la rutina normal, algo había cambiado. Nos sentábamos juntas en el almuerzo, compartíamos más tiempo fuera de las prácticas y, lo que antes habrían sido discusiones o comentarios sarcásticos, ahora eran conversaciones llenas de miradas significativas y sonrisas ocultas.
Sin embargo, seguía sintiendo el peso de mi condición. Mis ataques de falta de aire eran cada vez más frecuentes, y por mucho que quisiera negarlo, Maya se daba cuenta. Ella siempre estaba allí, observando con ese aire protector que me molestaba y al mismo tiempo me hacía sentir segura. Pero no quería preocuparla más de lo que ya lo hacía.
Pov Maya
Estaba preocupada. Claudine no lo admitía, pero sus desmayos y su estado de salud eran evidentes. Cada vez que la veía esforzarse en las prácticas, algo dentro de mí se revolvía. Quería detenerla, obligarla a descansar, pero sabía que hacerlo solo la alejaría más de mí. Claudine era terca, orgullosa, y no aceptaría ayuda a menos que no le quedara otra opción.
Sin embargo, no podía seguir ignorando lo que estaba pasando. Así que una tarde, decidí enfrentarla. La esperé fuera del teatro después de la última clase. Sabía que, como siempre, estaría practicando a solas. Cuando salí al pasillo y la vi allí, me acerqué con decisión.
—Claudine —la llamé.
Ella se giró, con una ceja levantada, su usual expresión desafiante.
—¿Qué quieres, Maya? —preguntó, cruzando los brazos.
—Tenemos que hablar —respondí, acercándome más—. Y no me digas que estás bien porque claramente no lo estás.
Claudine bufó, pero no me apartó cuando me acerqué aún más, hasta estar justo frente a ella.
—Ya te dije que estoy bien, solo ha sido el cansancio. No tienes por qué preocuparte.
—No, no estás bien —dije, con una firmeza que incluso me sorprendió a mí misma—. Te he visto, Claudine. No puedes seguir pretendiendo que nada está mal.
Por un momento, Claudine no dijo nada. Solo me miró con esos ojos que siempre habían sido un misterio para mí. Finalmente, suspiró y dejó caer los hombros, como si finalmente hubiera decidido dejar de luchar.
—No es algo que puedas arreglar, Maya —dijo en voz baja—. No quiero que te preocupes por mí. No quiero ser una carga.
Esa última palabra me golpeó como un balde de agua fría.
—¿Una carga? —repetí, sorprendida—. Claudine, ¿realmente piensas que eres una carga para mí?
—¿Y qué otra cosa sería? —respondió, evitando mi mirada—. Apenas puedo mantenerme en pie en las prácticas. Y tú siempre estás ahí, mirándome como si fueras a salvarme de todo.
—No tienes que cargar con todo sola —dije, tomando sus manos entre las mías—. Claudine, estoy aquí porque quiero estarlo, porque me importas. Y no solo como rival o como compañera de escena.
Sus ojos finalmente se encontraron con los míos, y pude ver la vulnerabilidad que tanto se esforzaba por esconder.
—Maya, yo… —empezó a decir, pero su voz se quebró.
No necesitaba que terminara la frase. La abracé, envolviendo sus hombros con mis brazos. Sentí cómo todo su cuerpo se relajaba en el mío, como si finalmente hubiera decidido permitirse descansar.
—No tienes que ser perfecta todo el tiempo, Claudine —susurré, acariciando su cabello—. No conmigo.
Pov Claudine
Sentir los brazos de Maya alrededor de mí fue… reconfortante. Había pasado tanto tiempo construyendo paredes, protegiéndome de cualquier muestra de debilidad, que había olvidado lo que era permitir que alguien se preocupara por mí. Pero ahí estaba Maya, firme, dispuesta a apoyarme incluso cuando yo misma no sabía cómo aceptar su ayuda.
—Tienes razón —murmuré, apoyando mi cabeza en su hombro—. No puedo seguir así.
Maya no dijo nada, solo me apretó más fuerte contra ella, como si estuviera asegurándose de que no me desmoronara. Y, por primera vez en mucho tiempo, no me resistí.
Después de unos minutos, me aparté ligeramente, lo suficiente como para mirarla a los ojos.
—Gracias —dije con sinceridad.
Ella sonrió, esa sonrisa que siempre había sido una mezcla de calidez y seguridad.
—No tienes que agradecerme —respondió suavemente—. Pero sí hay algo que quiero pedirte.
—¿Qué cosa? —pregunté, curiosa.
—Que no sigas ocultándome lo que te pasa. Si te sientes mal, quiero que me lo digas. No voy a dejar que pases por esto sola.
Sus palabras me conmovieron, y aunque mi orgullo seguía ahí, gruñendo en el fondo, decidí que por una vez, podía bajar la guardia.
—Está bien —respondí—. Te lo diré.
Maya asintió y, antes de que pudiera decir algo más, se inclinó hacia mí y me dio un beso suave. Este no era como el primero, lleno de pasión y sorpresa. Este beso era tranquilo, lleno de promesas silenciosas y una conexión que ahora compartíamos más allá de la competencia o el escenario.
Cuando nos separamos, ambas estábamos respirando con suavidad, nuestras frentes apoyadas una contra la otra.
—Vamos a salir de esto juntas, Claudine —susurró Maya.
Y por primera vez en mucho tiempo, creí en esas palabras.
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siempre (kuromaya)
FanficSolo entra wuey :b yuri kuromaya!!!! Solo entra :u Te observo -_-