siempre (kuromaya)

capitulo 8

Capítulo 8

Pov Claudine

Los ensayos para nuestra primera obra como directoras estaban en pleno apogeo. Habíamos seleccionado un elenco pequeño, pero talentoso, compuesto principalmente por nuestras compañeras de la academia. Karen, Futaba y Kaoruko aceptaron formar parte de la producción, y aunque era un reto dirigir a personas con las que habíamos compartido tantos escenarios, también era una oportunidad de mostrar una faceta diferente de nosotras mismas.

—¡Claudine! ¿Esto está bien así? —preguntó Karen, mientras practicaba una de las coreografías más complicadas.

La miré con atención, notando algunos detalles que podían mejorarse. Mi lado perfeccionista siempre salía a relucir cuando se trataba de las artes escénicas.

—No está mal, pero necesitas más fuerza en ese giro —le respondí—. Recuerda que este momento es clave para tu personaje, necesitas transmitir desesperación.

Karen asintió, y lo intentó de nuevo. Sabía que podía hacerlo mejor, pero también sabía que estaba exigiéndoles mucho a todas. Sería nuestra primera obra como directoras, y quería que todo saliera impecable.

Mientras ajustaba algunos detalles, sentí una mano en mi hombro. Giré la cabeza y vi a Maya sonriéndome suavemente.

—Estás trabajando demasiado duro, Claudine —dijo—. Necesitas descansar un poco, no olvides lo que dijeron los médicos.

Suspiré, sabiendo que tenía razón. Había estado dedicando cada segundo libre al proyecto, pero me costaba no involucrarme tanto. Me encantaba sentir esa chispa creativa de nuevo, aunque mi cuerpo aún no estaba al 100%.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —admití—. Quiero que todo salga perfecto.

Maya me miró con ternura antes de tomarme de la mano y guiarme hacia una de las sillas del escenario.

—Todo saldrá perfecto —me aseguró—. Porque estamos haciéndolo juntas.

Me quedé mirándola por unos segundos, recordando el beso que compartimos días atrás. Desde entonces, las cosas habían cambiado entre nosotras, aunque de una forma sutil y hermosa. Ya no había dudas, ni reservas. Lo que habíamos construido era fuerte, y sabía que, pase lo que pase, nos enfrentaríamos a todo juntas.

---

Pov Maya

Aunque Claudine estaba haciendo un esfuerzo por no sobreexigirse, sabía que todavía le costaba delegar responsabilidades. Siempre había sido perfeccionista, algo que admiraba profundamente de ella, pero ahora, más que nunca, necesitaba aprender a confiar en los demás. Y yo estaba aquí para recordarle eso.

—Vamos a tomar un descanso —le dije mientras acariciaba su mejilla suavemente—. Además, he preparado algo especial para ti.

—¿Algo especial? —repitió Claudine, alzando una ceja, claramente intrigada.

Asentí y la tomé de la mano, guiándola fuera del teatro. Había organizado una pequeña sorpresa, algo que sabía que la ayudaría a despejarse del estrés. Caminamos en silencio por el campus hasta llegar al jardín trasero, donde había preparado un pequeño picnic bajo uno de los árboles más grandes. La tarde estaba fresca, y el viento movía ligeramente las hojas, creando una atmósfera tranquila.

—Maya... ¿qué es esto? —preguntó Claudine, su voz más suave de lo habitual.

—Solo quería que tuvieras un momento para ti, para nosotras —le respondí, sentándome sobre la manta que había extendido—. Sé que todo esto te importa mucho, pero también es importante que te cuides.

Claudine me miró, y por un instante, vi una mezcla de sorpresa y gratitud en sus ojos. Se sentó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Gracias —dijo en voz baja—. Realmente necesitaba esto, aunque no lo quería admitir.

Nos quedamos así por un rato, disfrutando de la tranquilidad del lugar. No necesitábamos hablar, ya que nuestra presencia mutua era suficiente. Sentir a Claudine relajarse contra mí, su respiración calmada, era todo lo que necesitaba en ese momento.

Después de un rato, Claudine levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos.

—Maya, no sé cómo haces todo esto —dijo suavemente—. No solo estás llevando el proyecto conmigo, sino que también me cuidas a mí. No merezco tanto.

Le acaricié el rostro, negando con la cabeza.

—No digas eso —le respondí—. Claro que lo mereces, Claudine. Eres increíble, fuerte y apasionada. Y te amo por todo lo que eres, incluso en tus momentos más difíciles.

Sus ojos se llenaron de una calidez que solo había visto unas pocas veces. Lentamente, se inclinó hacia mí y me besó, un beso dulce y lleno de promesas.

Y en ese instante, todo lo demás dejó de importar. El estrés de la obra, las preocupaciones por el futuro, todo se desvaneció mientras nos perdíamos en ese momento. Sabía que, pase lo que pase, estaríamos bien.

---

Pov Narradora

A medida que el día del estreno se acercaba, Claudine y Maya continuaron trabajando juntas, no solo en su obra, sino también en fortalecer su relación. El teatro siempre había sido el lugar donde ambas brillaban, pero ahora, su luz era más fuerte porque estaban juntas, no como rivales, sino como compañeras.

El futuro aún presentaba desafíos, pero con cada paso que daban, estaban más seguras de que lo enfrentarían de la mano.