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( pesadilla en Yangdong )
Su escuela explotó.
El humo fue mas alto que los árboles, la tierra se movió bajo sus pies, el ruido del impacto fue tan ensordecedor, los escombros cayeron del cielo y la onda expansiva los atacó furiosamente. La imagen de las llamas aún vivas en dónde anteriormente estaba intacto el instituto, le causó un revoltijo de emociones a Romeesa que miraba todo desde la distancia cuando la neblina de tierra disminuyó.
Ellos, los altos cargos, sabían que habían abandonado a diez jóvenes en esa azotea y aún así explotaron la escuela sin importarles nada, y al parecer tampoco les importo si aún hubiera sobrevivientes en la escuela deportiva, la universidad y la intersección. Un escalofrío la recorrió cuando imaginó un posible final si todos aún estuvieran en esa azotea, hubieran muerto gracias a esa explosión.
Pronto llegó la noche del tercer día, los ánimos estaban por los suelos y Dae-su había resultado herido en la pierna gracias a los escombros, así que decidieron pasar la noche en el bosque. Ninguno pudo descansar o dormir, ninguno hizo el intento de hablar o seguir, todos se quedaron en silencio procesando lo que había ocurrido esa tarde.
...
Los primeros rayos de sol comenzaron a salir despertando a los que lograron dormir, que uno de ellos jamas fue Romeesa. El frío, el hambre, la sed y los sentimientos revueltos fueron los causantes de no poder conciliar el sueño.
Durante la noche o madrugada, ya que no tenía ni idea de que hora era, mientras veía el cielo oscuro de pronto dejo de escuchar los sonidos de la naturaleza, solo había silencio. Sabía de más que eso pasaría, solo que está vez no había uno más de repuesto, no había cargadores, no había enchufes, no había nada, solamente un eterno silencio.
Un silencio que la estaba matando.
Cuando amaneció se levantó del suelo para ir a dónde su hermana estaba, curiosamente muy cerca de Ha-ri. Se arrodilló junto a ella y al verla dormida no dudo en darle una sacudida para nada leve, su hermana se despertó asustada aliviando un poco su respiración cuando se dió cuenta que había sido ella.
La vió reclamarle, vió a Ha-ri reír levemente en la cara de su hermana y vió como ahora le reclamaba a la otra chica. Mi-jin paso su mirada a ella y movió sus labios, fue tan rápida en hablar que no se enteró de que había dicho.
– Ya no tengo batería – optó por hablarle en lenguaje de señas.
Vió a Ha-ri preguntándole algo a Mi-jin, algo que su hermana respondió.
– No te preocupes estarás bien, yo te ayudaré... Nosotras te ayudaremos – corrigió cuando Ha-ri le dió golpe.
